El año que recién se inicia tiene una significación especial en cuanto a festejos, conmemoraciones o efemérides se refiere. Obviamente la fecha más significativa es la celebración del bicentenario de nuestra independencia, fecha liminar en la historia del Siglo XIX. Recordemos que nuestra provincia tuvo un protagonismo importantísimo en este hecho, no sólo por el rol que desempeñaron nuestros diputados, Fray Justo Santa María de Oro y Francisco Narciso Laprida. También es de destacar el servicio que prestó la provincia toda en cuanto a la gesta independentista liderada por el Libertador, junto a hombres como José Ignacio de la Roza y otros tantos.
Cien años atrás, el centenario de esta fecha se conmemoró cuando era presidente Victorino de la Plaza, y gobernador de San Juan el Dr. Pedro Garro, quien completó como vicegobernador el ejecutivo por la renuncia de don Ángel Rojas. En el ámbito nacional fueron variados los actos y ceremonias, muchas delegaciones o diplomáticos europeos no asistieron por la sombra de la ‘Gran Guerra’. Un hecho puntual fue el atentado que sufrió el presidente, el mismo 9 de julio, cuando un anarquista disparó dos o tres tiros, que por suerte no dieron en el blanco, hasta que fue desarmado por uno de los espectadores.
Otra fecha a tener en cuenta es el centenario de la asunción del primer presidente radical, don Hipólito Yrigoyen, llamado por sus correligionarios, incluso sus antagonistas ‘el hombre’. El flamante presidente asumió en octubre de 1916, su triunfo fue limpio, fruto de la implementación de la ley electoral Sáenz Peña, que puso fin al fraude electoral. Mucho se podría decir de don Hipólito. Como otros, fue amado y también odiado, sobre todo por esa oligarquía que él había depuesto, pero es indudable que fue un hombre probo, que no hizo fortuna de su función y que incorporó a aquella naciente clase media argentina -los hijos de los inmigrantes- al mundo de la política, al estudio en las universidades, logrando sin prebendas ni acomodos, ascender socialmente.
Igualmente incluimos en este escrito los 70 años que pasaron de la asunción del General Juan Domingo Perón, en su primera presidencia, junto a su vice, Hortensio Quijano.
Las elecciones se efectuaron en febrero de 1946, con las garantías de las Fuerzas Armadas, que dispusieron de suficientes soldados para custodiar las mesas y las urnas. La coalición peronista obtuvo los laureles, derrotando a la ‘Unión Democrática’, con suficientes votos para tener a favor la totalidad del senado. En San Juan también igualmente triunfó la fórmula peronista, compuesta por don Juan Luis Alvarado y Ruperto Godoy, siendo este el primer gobierno justicialista de la provincia. Esta primera presidencia se caracterizó por la cantidad de mejoras sociales, educativas, los planes quinquenales las mejoras en beneficio de los niños y ancianos, etc. Favorecido por la coyuntura de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, nuestro país gozó de una soberanía económica, que no tuvo parangón.
Por último en este año, se cumplirán 50 años del derrocamiento del Doctor Arturo Umberto Illia, presidente enrolado en la ‘Unión Cívica Radical del Pueblo’. Su figura constituye un modelo de honestidad, del político que jamás lucró con las riquezas de su patria. Es injusto rotular su gestión como una suerte de democracia ilegal por el tema del peronismo proscripto, cuestión que no da para explicar en esta nota. En uno de sus últimos mensajes al Senado, expresó: ‘Seguiremos gobernando con honradez y sentido cristiano de la vida…’. Agobiado por planteos militares, por la prédica negativa de algunos periodistas o por poner fin al monopolio de los grandes industrias extranjeras farmacéuticas, a fines de junio de 1966, fue derrotado por un golpe militar.