Celebración de pueblos originarios de Ecuador


El festejo del Año Nuevo se incorporó a la cultura latinoamericana, evocándose en algunos sitios de manera particular. Esta singularidad festiva deriva obviamente de los calendarios de las culturas de la América Precolombina. Expresan los antropólogos que estas culturas estuvieron obsesionadas por el tiempo y cómo transcurrirá. El calendario mesoamericano es común a todas las etnias de Centroamérica, se fundaba en la observación del cielo y en el cómputo de los movimientos de los astros. Junto a este calendario solar existió otro llamado adivinatorio, a cargo de los sacerdotes. Su función era conocer el destino del mundo y de las personas. Igualmente, la cultura andina es significativa en este aspecto. Los Incas, por ejemplo, tuvieron un calendario vinculado con los astros. Retomando los actuales ritos festivos de año nuevo, tenemos el celebrado en la región ecuatoriana de Pichic, perteneciente al Cantón de Saraguro. Esta festividad se realiza el primero de enero y está relacionada con la devoción que la comunidad le brinda a la Virgen de Fátima. La preparación de la misma se hace de acuerdo a ciertos patrones culturales netamente precolombinos derivados del incario, en relación al ciclo agrícola de la zona, consecuentemente su preparación se inicia con varios meses de anticipación. Los aprestos comienzan con el cultivo y la cosecha de diferentes productos, tales como el maíz, la yuca y los plátanos. Estos últimos frutos provienen de zonas cálidas. Dichos productos de la tierra se siembran y recolectan exclusivamente para la fiesta. La celebración de la Virgen de Fátima tiene una duración aproximada de seis días y es anunciada a través de una corta reunión que realizan la totalidad de los devotos. El anuncio o la proclama de la festividad se la conoce en quechua como el "uchu shitana''. Uno de los días más significativos es el dedicado a las visitas, concordando con las vísperas del primero de enero. En esa jornada ciertos organizadores de la fiesta visitan los hogares de los devotos, invitándolos a participar en la veneración. En las casas comen, beben y bailan hasta el amanecer. Además se realizan algunos preparativos para celebrar futuros rituales religiosos, como el arreglo de ramos, flores y ceras que serán utilizados en la misa del día siguiente. En esta jornada se reproduce el proceso anterior en cuanto a la realización de visitas. Llegado el mediodía se celebra la misa en honor a la Virgen, participando toda la comunidad. Concluido el culto se realiza una suerte de remate, denominado "bazar'', cuyo producto está destinado al arreglo del templo. Por la tarde se practican algunas actividades deportivas y artesanales, culminando el día con la realización de un gran baile social. Los últimos días están dedicados a "devolverle'' la atención a los organizadores y se caracteriza, entre otras cosas, por la elaboración de una comida típica llamada "ucho mate'', que no es otra cosa que un caldo de res, acompañado de aguardiente.

Por el profesor Edmundo Jorge Delgado
Magister en Historia