La danza es una de las particularidades del folclore.


El 22 de agosto se ha establecido como "Día Internacional del Folclore". La fecha conmemora una carta divulgada ese día en el año 1846 por William John Thoms y publicada por una revista literaria denominada "The Athenaeum". En el escrito el autor detallaba que el término folklore "es el saber tradicional del pueblo". Posteriormente, el vocablo aludido por sugerencias de acreditados estudiosos, destacándose el Dr. Alfredo Poviña, se castellanizó. En un detallado ensayo "da a conocer las razones, por demás valederas, para castellanizar el término" y aconseja que en el futuro se escriba "Folclore" en vez "Folklore". Otros eruditos sugerían utilizar nuevos términos que variaban según el país, por ejemplo "tradicionismo" en Francia, "tradiciones populares" en España o "populário" en Brasil. Lo innegable es que las polémicas en su momento fueron apasionantes y diversos especialistas continuaron formulando las más variadas expresiones. En Argentina el antedicho término comenzó a utilizarse y cultivarse como disciplina a fines del Siglo XIX. Hubo estudiosos que deben considerarse como pioneros en esta rama del saber, como don Samuel Lafone Quevedo, Juan Ambrosetti, el sanjuanino Adán Quiroga y Augusto Cortázar. Simultáneamente surgieron instituciones específicas y se crearon carreras a nivel universitario. En San Juan, hace años hubo un proyecto de implementar la enseñanza del folclore en el nivel secundario, pero quedó en el olvido. En cuanto a su campo de estudio -que es amplio-, existen diferencias entre los expertos, pues es compartido por otras disciplinas semejantes. En varios congresos y encuentros que reunieron a los más prestigiosos folclorólogos, se discutió este punto, pero no se llegó a ningún acuerdo significativo. Sin embargo, al decir de Félix Coluccio, esto no significa que la ciencia está en un estado de anarquía. Un tema significativo nacido de estas reuniones es que el folclore no estudia solamente aquellos conocimientos surgidos de grupos sociales rurales o campesinos; ahora también se incluyen otros estratos sociales, como los grupos urbanos, los cuales igualmente son hacedores de una serie de saberes que son considerados como materia prima del folclore. Así se estudian hechos netamente populares, pero citadinos, como puede ser la conducta o los comportamientos rituales que denotan las barras de fútbol, la nueva cultura juvenil, con sus nuevos códigos y comportamientos procedentes a partir del avance tecnológico. Todos estos aspectos conforman materiales de estudio, que son de interés, de acuerdo a la esencia de estudio de esta disciplina. 

Por Edmundo Jorge Delgado
Profesor - Magister en Historia