Para los agentes sociales, especialmente los docentes, es una realidad que su formación atraviesa por una profunda crisis, sumado a que no goza de prestigio, apoyo, reconocimiento y la jerarquización que le debería conferir la sociedad. Su formación no corresponde con la realidad social en que se desarrollan los estudiantes. Pero es claro que las nuevas demandas, inducen reclaman un cambio de perspectiva, y nuevos estilos de enseñanza. El resultado es que en lugar de ser "catalizadores” de cambios en la sociedad, es un elemento que obstaculiza, y no porque quiera hacerlo, sino porque su formación es natural, que lo haga, ya que no ha sido preparado para enfrentar los cambios y sus retos.
El educador, dentro del aula sigue siendo el mismo y haciendo lo mismo, porque el cambio no se produce con él y para él. No imagino un aula de futuros educadores sin computadoras, pero las hay. El profesorado no cuenta con los recursos humanos para asumir exitosamente lo que sería un camino para alcanzar la calidad educativa. Este proceso para el alumno que se está formando genera e influye negativamente en las posibilidades de éxito profesional en los futuros docentes.
Los alumnos de los profesorados se encuentran con una oferta educativa que no les ofrece los instrumentos para desarrollar al máximo sus talentos individuales. La velocidad del cambio tecnológico, científico, social, económico, cultural, características de la nueva era, no son los adecuados para las aulas de los estudiantes en formación docente. Tampoco ofrece las herramientas para aprender a aprender, a pensar, comprender, aprender a vivir juntos y a navegar en la información. La formación docente tiene el desafío social, para volver a ser un instrumento eficaz y lograr achicar la brecha digital, y ofrecer atención focalizada en la permanencia del alumno, mediante una oferta con exigencias de nuevos paradigmas socioeconómicos y, así reducir la deserción y la retención.
El rol del futuro maestro es vital, y depende de su formación y permanente actualización. "El maestro, agente de cambio” debería tener dominio de las TICS (tecnologías de la información y comunicación), la familiaridad con ellas, sus conocimientos, actitud reflexiva para involucrarse en el proceso de una educación continua” (Pacheco 2010).
Se requieren cambios de paradigmas para girar del tradicional estilo pedagógico centrado en el docente, la enseñanza y la información hacia un nuevo enfoque centrado en el alumno. En lo pedagógico, asímismo deberá dominar su disciplina y su didáctica el principal cambio conceptual que debería ocurrir es la transformación de lo pedagógico de la respuesta o repetición a la pedagogía de la pregunta enseñar a preguntar y potenciar la creatividad. El tema de qué y cómo aprender de los futuros educadores está en debate.
La UNESCO propone mejor educación para todos. Ello significa un sustancial mejoramiento de los docentes que ya están en servicio activo y asegurar la calidad de los que ingresan. Urge la transformación de contenidos para tener mayor relación con los conocimientos. Hoy las neurociencias hacen enormes aportes transversales en la educación que permite conocer cómo trabaja el cerebro y sus procesos. Facundo Manes en "Usar el cerebro” y Sergio Sinay en "Pensar un hábito necesario para la vida” nos demuestran cómo la motivación es el motor que mueve el proceso de enseñanza-aprendizaje. La idea de igualdad, equidad y calidad educativa, se diluye si no se cambian las estructuras, los medios y los recursos con los que se educa. Las TICS juegan un rol fundamental en el currículo. El docente que no sepa utilizar esas herramientas tecnológicas frente al alumno, que ya las maneja no podrá estimular e incentivar el aprendizaje.
