En el uñaquismo ya dicen, sin temor ni tapujo alguno, que el candidato a intendente de Rawson por ese espacio político es el diputado Pablo García Nieto. "Puede ser mi momento", había lanzado en marzo el legislador en un programa radial, al responder una consulta sobre la posibilidad de que se convirtiera en la espada electoral del gobernador en ese conflictivo departamento. Después salió públicamente el ibarrista Carlos Munisaga a desnudar la misma intención, aunque envuelto en algo de misterio al no poder responder con precisión sobre la lista que lo contendrá. Y un giojista de primera hora dijo esta semana que no hay candidato firme aún, pero que la definición podría estar entre tres o cuatro nombres: Lucía Muñoz, su esposo Fabián Pereyra, Juan Carlos Salvadó o, no lo descartan, el propio José Luis Gioja. En diciembre de 2019 el diputado nacional tiene que entregar la banca, no está en esta elección el cargo que le gustaría y, además, ya no tiene ni tendrá, parece, Partido Justicialista nacional con el que entretenerse, debido a la intervención de la jueza María Romilda Servini. García Nieto tiene un dilema encima, que es la interna entre Gioja y Uñac. Si lograra la confianza de ambos, tiene la intendencia en las manos. 

 

 

Los dos departamentos sureños tienen realidades muy distintas. En Rawson el lío es por los díscolos. En cambio en Pocito no hay díscolos, pero habrá un tendal de heridos y esa será la novedad. En el caso del departamento que le dio cuna al gobernador se descarta el conflicto, ya que ninguno se animará a revelarse ante los medios, o si quiera en algún comentario de mesa dominical. Todos saben que el gobernador tiene que ganar bien, pero será inevitable el dolor para algunos, por el sencillo capricho de que uno solo puede ser intendente. En el peronismo pocitano hay al menos cuatro que se miden el traje que va dejando Fabio Aballay: el presidente del Concejo Deliberante, José Luis Esteve; el vicepresidente segundo de ese mismo recinto, Flavio Adolfo Quadri; la diputada Marcela Monti, y el subsecretario de Producción y Turismo, Antonio Fernández. A ellos se le suma la sombra del bloquista Luis Rueda. El joven coordinador de la Unidad de Gobernación, muy cercano en el día a día al gobernador, tiene una historia que lo vincula al departamento y suele no ocultar sus ganas de conducirlo, "en algún momento", según algunos de sus salieris. A Rueda la interna del frente lo ubicó peleando Rivadavia, y él no reniega de esa posibilidad. Es más, se lo ha visto (como buen soldado) en varias arremetidas en ese departamento, aunque todo el que charló con él alguna vez sabe bien que su corazón prefiere la oficina ubicada frente a la Plaza Libertad, sobre la que quedó a pasos del flamante parque/plaza grande de Fabián Martín. Para el dilema peronista de Pocito han desempolvado una fórmula antigua e infalible a la vez: las encuestas. Los cuatro que tienen chances ya saben que los números son los que van a definir su futuro, no Sergio Uñac ni Aballay. El gobernador siente que debe ganar holgadamente en ese distrito, por cariño propio y hasta por futuro político: no es bien visto un dirigente que no es querido en el lugar que nació, es un clásico de la política nacional. Harán un sondeo y el que esté mejor posicionado, encabezará la boleta departamental. ¿Quiénes arrancan en punta? es muy difícil saberlo, porque casi todos tienen su nicho de votos en lugares distintos. Aballay tiene una gestión que es apoyada por los vecinos y le ha ido muy bien en las elecciones, incluso con la casi ausencia del propio Uñac, por tanto será un factor importante saber la opinión del actual intendente, aunque no será definitiva, como él mismo dice.

En Rawson las cosas de la política son distintas a las de sus vecinos del Sur. Allí hay varios posibles candidatos como en Pocito, pero pertenecen a sectores antagónicos del peronismo. Por ahora la única línea que reina en el giojismo rawsino es que García Nieto no será su candidato, y ese es el mayor desafío del diputado. Los giojistas no saben si quiera si se animarán a una interna, pero saben que por ahora pelearán a muerte que uno de ellos siga calentando el sillón principal de la intendencia. Para eso tienen tres problemas fundamentales: el primero es que las encuestas no favorecen a ninguno de los nombres que asoman; el segundo es que el uñaquismo ya le dijo que quiere pelea en ese distrito; y el tercero, y tal vez el más importante, es que Uñac va a adelantar las elecciones, si es que el escenario político nacional sigue como hasta ahora. ¿Por qué es importante para los Gioja que Uñac adelante o no? Gioja quisiera volver a ser diputado nacional, no hay dudas. Si eso llegara a ocurrir, el exgobernador deberá competir en agosto y octubre junto con las elecciones nacionales y no con el adelantamiento provincial. Y, como van las cosas en la oposición, muy probablemente enfrente a Marcelo Orrego, el "tanque" de Cambiemos en San Juan. En el giojismo dicen que no le temen a Orrego, sino al abandono del peronismo ya harto de tener que salir a la calle otra vez por Gioja, y al mal humor popular de la cuarta votación en menos de siete meses. No hay que olvidar que el actual intendente de Santa Lucía, muy probablemente, compita en dos categorías distintas: como candidato a gobernador (si es que se anima), y como postulante a una banca de diputado nacional. En cambio, si Gioja compitiera por la intendencia de Rawson iría en el pelotón provincial, en abril y junio del año que viene y, créase o no, ayudaría al oficialismo sanjuanino a sumar votos y él se vería beneficiado con el arrastre positivo de Uñac. Como en Pocito y a pesar del complejo escenario interno, no se ve que aparezcan rivales de peso en la oposición y, según parece, todo quedará en manos del peronismo, ya que el otro que asomó, Munisaga, no despierta confianza gracias a la sociedad que tiene con Mauricio Ibarra. Munisaga es más ibarrista que uñaquista, y eso es lapidario para él. Al menos en el Frente Todos. ¿A Uñac le conviene que Gioja sea intendente de Rawson? probablemente no, pero la política no es lineal, ni matemática. Muchas veces dos más dos, no es cuatro.

¿Cuáles son las chances que tiene, entonces, García Nieto? Muchas, primero porque mide mejor que el resto, y vale aclarar que eso no significa que mida mucho, ni bien. Segundo porque el uñaquismo ya lo considera candidato. Y tercero porque Uñac no va a aceptar que nadie que no sea de su sector lo represente en el departamento con mayor cantidad de habitantes de la provincia, y mucho menos a alguien que no tenga votos, como Salvadó por ejemplo.

García Nieto ahora tiene que convencer a los que no están convencidos, entre ellos Gioja. No será una tarea sencilla, pero el diputado aspira a que el giojismo recuerde que nunca les jugó en contra, a pesar de estar en otro sector del peronismo. El legislador debe convertirse en moneda de cambio entre los dos líderes, esa será su gran capacidad. De lograrlo, casi tendrá la intendencia en sus manos.