Aquel último mes del año 1949 estuvo signado en materia boxística, por recordadas peleas en nuestro popular Club Julio Mocoroa. Los entusiastas y no tan entusiastas de este deporte estaban de parabienes, ya que se anunció la presencia en este club, nada menos que del puntano José María Gatica, categoría gran liviano, apodado el "’tigre”, pues se cuenta que su mote "’el mono”, aunque era el más conocido, no era de su agrado. Según entiendo era la primera vez que llegaba a San Juan, era ya una figura conocida no sólo por sus inigualables dotes físicos, sino también por su historial profesional, y por su cercanía y simpatía al "’líder de los trabajadores”, quien era un apasionado a este deporte. En realidad se esperaba la llegada de otro grande del boxeo, llamado Ricardo Calicchio, a la sazón campeón argentino de los medianos, quien a último momento no pudo viajar.
Ese fin de año, el Club Julio Mocoroa trabajó activamente en un programa para deleitar al público sanjuanino de un fenomenal festival de boxeo, en el que actuaron excelentes púgiles locales aficionados, además asistieron otros de Mendoza. Hubo incertidumbre en cuanto a quien sería el adversario de Gatica, se habló que pelearía con José Jurado, hasta que finalmente se anunció que sería el porteño Félix Guzmán, un excelente contrincante, de gran actuación en el Luna Park de Buenos Aires, lo cual prometía una contienda interesante.
El "’mono” llegó a San Juan el 29 de diciembre, ataviado coloridamente, con su pequeño sombrero, venía acompañado de su esposa y pequeña hija, llegó vía aérea, en la compañía "’Zonda”. Un gran titular en el DIARIO DE CUYO de aquel día expresaba: "’Gatica y Guzmán, listos para la gran pelea de mañana, que tendrá por escenario el Luna Park de San Juan”.
La pelea final de aquel caluroso 30 de diciembre de 1949 tuvo una exigua duración, desilusionando a más de un espectador, ganando Gatica por nocaut. Tras el minuto de descanso y al sonar la campana, Guzmán entró a cambiar golpes en forma franca, manteniendo a Gatica a la distancia, pero éste cuando entró al cuerpo a cuerpo, con otro golpe corto y sumamente justo volvió a derribar al adversario. Dos nuevas caídas más tuvo Guzmán, pero ya en la última no pudo incorporarse (…) Gatica demostró ser un boxeador extraordinario y Guzmán un hombre sumamente valiente y consciente de su responsabilidad como profesional”. Años después el puntano volvía a San Juan, en octubre de 1951, esta vez para enfrentarse con el mendocino Heriberto Altamira.
(*) Magister en Historia.
