Se conoce que dentro de las tareas que ocupan la dirección de una escuela, la gestión pedagógica constituye una clave fundamental del proceso de transformación. Los directivos destinan la mayor parte del día a la resolución de situaciones inesperadas, y ante esto, habría que pensar que algo se está haciendo mal, y que sin duda, se ve reflejado en su gestión. La idea de lo inesperado sea la excepción y no la regla. Los directivos persiguen la calidad educativa de su institución que está determinada, principalmente, por la calidad de sus docentes, por sus aciertos y desaciertos. Entonces ¿Cómo es posible que se planifique una tarea conjunta para mejorar el desempeño de todos los involucrados en el proceso educativo? Sabemos que el nivel de excelencia de una institución, depende fundamentalmente del compromiso y formación de sus docentes y no sólo de programas, recursos audiovisuales, o laboratorios. Será preciso crear un equipo de docentes motivados y que puedan garantizar una educación de avanzada. El director lleva a cabo tareas de diferente índole. Sin embargo, algunas como las didácticas pedagógicas quedan relegadas por falta de tiempo. Y son estas las actividades, las que resultan para garantizar la excelencia académica de las instituciones. Es prioritario que uno de los aspectos más fascinantes del ejercicio de la gestión es, precisamente, la posibilidad del pasaje de las ideas a los hechos. En un mundo cambiante como el actual, la gestión de las instituciones se fortalece en la medida en que se vuelven a pensar maneras de entender lo que ocurre en todas las dimensiones. Hoy se asume que en el nivel del establecimiento, es donde pueden impulsarse innovaciones y a la vez evaluar la evolución del sistema mismo, de sus problemáticas y logros. Es por ello, que la toma de decisiones de los actores requerirá que los directivos y supervisores aumenten sus espacios de decisión responsable para gestar, impulsar, asesorar aprendizajes significativos para los alumnos. La gestión pedagógica entendida como estrategia de impacto de calidad de los sistemas de enseñanza recoge la función que luego el establecimiento escolar en su conjunto local, regional y nacional incorpora, para propiciar, y desarrollar acciones tendientes a mejorar las prácticas educativas. Desaprender, y aprender para cambiar entornos de incertidumbre, es lo que necesita hoy de los equipos directivos ante las nuevas situaciones de la escuela. Este cambio de paradigmas requiere saberes, competencias, (el docente debe ser competente) aptitudes, valores, metodologías, herramientas que auxilien y sostengan el camino a recorrer. Es fundamental el pasaje de una planificación estática y alejada de la realidad, a una concepción más vital y estratégicas. La provincia está en el proceso de cambios dentro de la actualización en el periodo de sensibilización que instrumenta el Ministerio de Educación de la Provincia. Es necesario nuevos estilos de dirección, se trata del desafío del liderazgo. En este sentido ser directivo de un colegio no es sólo conducir hoy, es hacer gestión, escuela en función de un horizonte de mejoramiento continuo, integrando teoría y el conocimiento que proviene de la propia práctica. Es unir, lo que actualmente se separa. El liderazgo directivo asume el desafío de convocar a participar a los docentes en equipos y extensas redes de trabajo. Gestión y liderazgo son dos nociones integradoras del universo de las prácticas de dirección de las escuelas y, ambas lograrán una pedagogía integral en la institución. La extensión del liderazgo por todo el centro escolar es una de las claves, papel fundamental, en la teoría organizativa y el campo de la administración educativa.