Nunca se fue, dicen en su entorno, aunque más parece que lo fueron, por más que al sanjuanino le cueste admitirlo, como es natural. José Luis Gioja volvió a aparecer esta semana en la escena política nacional para cerrar un inédito apoyo al candidato K en la madre de las batallas: la provincia de Buenos Aires. Al mitín fueron 12 o 13 gobernadores peronistas y marcó, además de la vuelta del sanjuanino a la TV nacional, el retorno del excluido Daniel Scioli. Al exdeportista lo sacaron de las listas de invitados a las reuniones de Gestar por sus vaivenes con la Casa Rosada. El encuentro terminó con el discurso de Gioja y, si bien corresponde que sea de esa forma porque el sanjuanino preside el organismo peronista, en medio de las elecciones y con el candidato K Martín Insaurralde en la mesa de autoridades, más el dueño de casa presentes, la taba bien podría haberse dado vuelta y podrían haber relegado a Gioja a un segundo plano. No lo hicieron y desde lejos eso puede leerse como un acto de respeto al sanjuanino. Hay un trabajo de Gioja para seguir en esa línea, que es indudable e irreprochable: el Gobernador no hizo pasar de largo nunca al oficialismo, más bien aguantó algunas picardías, menos de Cristina o Néstor directamente, pero sí de algunos que los rodean. E, incluso, algunas muy recientes. Esta vuelta al estrellato ¿será definitiva? Gioja no habla del tema, pero siempre se lo ve entusiasmado.

Gestar es el Instituto de Formación Política que tiene el Justicialismo y que nació allá por 2010 en un encuentro con Néstor Kirchner en la provincia de Tucumán. Gioja fue el ideólogo y a quién terminaron apoyando, a propuesta de Kirchner, para presidirlo. Además de él en la conducción están Diego Bossio -el más "progre" de los miembros de Gestar- y Mauricio Mazzón, uno de los hijos del "Chueco" Juan Carlos, megaoperador presidencial mendocino con el que Gioja tiene excelente relación. Claro, los tiempos eran otros, ya que en la lista de los que firmaron ese respaldo unánime al sanjuanino estuvieron, entre otros, el gobernador de Tucumán José Alperovich, Daniel Scioli (Buenos Aires), Sergio Urribarri (Entre Ríos), Luis Beder Herrera (La Rioja), Juan Manuel Urtubey (Salta), Jorge Capitanich (Chaco), Gildo Insafrán (Formosa) y Walter Barrionuevo, (en ese momento gobernador de Jujuy). También el actual ministro del Interior, Florencio Randazzo, cuando todavía no le agregaban Transporte a esa cartera; y el entonces amigo y titular de la única CGT existente por esos días, Hugo Moyano. Hoy, el "sindicalista más odiado en la Argentina", a ojos del oficialismo.

Es decir, todos kirchneristas que consiguen votos. Y ese es, justamente, el problema. Cristina Fernández sabe que con La Cámpora y el resto de las agrupaciones K reúne pasión, lealtad, trabajo territorial, ideología, voluntad, pero no votos. Para obtener el apoyo en las urnas necesita, sí o sí, al menos por ahora, de la caridad de los hombres del "viejo peronismo" como le dicen a la troupe que integra Gioja. Y Gioja está. Y se está haciendo notar un poco más desde hace algunos días. El sanjuanino no es como Scioli, a quien le perdieron confianza por incontables cuestiones; no es Massa, quien ya no está. No es Urribarry, quien ya dijo que quiere ser y que, evidentemente, tiene un plan. No es Urtubey, quien perfila bien, pero le falta experiencia; ni tampoco es Capitanich, a quien identifican como un leal, pero demasiado conflictivo en su política interna. Lo anterior no solamente lo cuentan los diarios nacionales, lo dicen también funcionarios K que recalan en la provincia. "A Gioja le decimos maestro de la política", dijo en San Juan Amado Boudou, el vice de Cristina, uno al que todos le tienen fe, más allá de lo que llegue por los medios nacionales. "Es increíble lo que contagia y como cae en la gente", aseguró sobre el Vicepresidente un asesor ultra K hace poco en estricto off.

¿Tiene contras Gioja? Sí, claro. En el entorno del Gobernador dicen que hay un sector, tal vez el más radicalizado del mundillo K, que insiste en trabarle batallas internas. Esos pocos identifican al mandatario como líder local, pero apuestan a armar estructuras por fuera sin pasar por Casa de Gobierno. No han tenido éxito hasta ahora, pero podrían tenerlo si es que Gioja hace la "gran Scioli", cuestión de la que se cuida como nadie.

Sin decirlo, y por lo que se ve, la apuesta del mandatario local es la de ganarse el apoyo K y no separarse. A medida que pasa el tiempo, son menos los que pueden enrolarse en ese selecto grupo de los que apoyan incondicionalmente y tienen votos, condiciones difíciles de encontrar hoy en el planeta K y cada vez más complicada de resaltar en el peronismo. Gioja elucubra otra oportunidad, parece. Y para ello necesita seguir anotándose porotos. La elección de octubre es una excelente oportunidad para demostrarle al Frente para la Victoria que sigue aportando votos, de la gente, y en el Congreso, de los que necesita Cristina y con urgencia. No se ven nubarrones en el horizonte, y será muy importante contar provincia por provincia los logros de los gobernadores. Una vez más, la puerta está abierta, veremos si se aprovecha.