Las lluvias que han castigado en los últimos días a nuestra provincia, al igual que las precipitaciones níveas en algunos departamentos, son fenómenos meteorológicos atípicos en San Juan, tanto por su persistencia como por la cantidad de agua caída y con el agravante de no estar preparados para una situación que en otras zonas son parte del clima habitual.
El último fin de semana, solamente en el Valle de Tulum, se acumularon unos 10 mm de agua caída, una cifra realmente excepcional teniendo en cuenta que la media histórica promedia los 2,6 mm para junio en esta región. Lógicamente, una perturbación climática de tal magnitud causa estragos que van desde las inundaciones en las calles de nuestra ciudad por la obstrucción de las bocas de tormenta y la conducción del sistema pluvial, hasta la caída de viviendas rurales precarias con un centenar de familias evacuadas o autoevacuadas y la asistencia gubernamental a más de 4.000 afectados.
Pero más allá de estas consecuencias que obligan a concurrir con ayuda a los sectores más vulnerables de la población, se encuentra un problema al que nadie escapa si desplaza por tierra, ya sea peatón o automovilista. Es el lamentable estado de calles urbanas y de rutas, sean troncales o secundarias. El agua precipitada removió los rellenos de zanjeos de obras públicas, como el tendido de la nueva red cloacal, los cortes que efectúan los particulares para las conexiones de servicios y el precario bacheo, dejando al descubierto pozos de alto riesgo, más para ciclistas y motoristas. Y las veredas que prácticamente son intransitables en tramos céntricos y zonas residenciales.
En las rutas de alto tránsito las sorpresas están en banquinas descalzas, hundimientos, cortes y hasta derrumbes, caso de la 150 con desmoronamientos que obligaron a interrumpir el tránsito durante una jornada entre Ischigualasto y San Roque. Peor todavía en las rutas de tierra existentes algunos departamentos del gran San Juan donde el barro impidió el desplazamiento de vehículos de chacareros y los colectivos.
Coincidente con este panorama, se informó la decisión de invertir alrededor de 6.000 millones de pesos en obras de infraestructura vial en San Juan, en un plan de interacción entre los municipios, la provincia y la nación. Esto es trascendente, pero ahora urge empezar a tapar baches.
