La inseguridad que afecta al país no ha sido ponderada por la prensa, como algunas autoridades intentaron justificar cuando afirmaban que sólo existía "una sensación de inseguridad". El argumento falaz cayó por su propio peso en la Provincia de Buenos Aires, con las revelaciones del ministro de Seguridad, Carlos Stornelli.
En un informe presentado a los presidentes de los bloques parlamentarios de bonaerenses, el funcionario dijo que el año pasado los homicidios subieron 35% en ocasión de robos de automotores. Pero, además, en promedio una persona muere cada dos días durante robos en la calle, en sus casas, en sus autos y en asaltos, en esa jurisdicción. Son 157 homicidios con esta tipificación penal según el ministerio, contabilizados hasta noviembre último, que exponen la violencia criminal como un componente social que preocupa a 15 millones de bonaerenses.
Como se observa, lejos de existir una sensación, se trata concretamente de un homicidio en ocasión de robo cada 51 horas. Pero tampoco termina aquí la estadística del horror: los nuevos indicadores revelados por Stornelli señalan que, además, hubo en la Provincia de Buenos Aires 227 homicidios en presuntos ajustes de cuentas, 256 en riña, 87 por violencia familiar, 93 crímenes pasionales y 124 en los que no se pudo determinar la causa.
Si en esa jurisdicción se asesina a una persona día por medio para robarle, es fácil suponer el estado de inseguridad en que vive la ciudadanía por la suma de toda la cadena delictiva. Evidentemente la garantía inalienable del Estado de brindar seguridad a la población, se ha deteriorado hasta la inobservancia de los principios constitucionales.