Corrupción del populismo

No estuve de acuerdo con la declaración del Dr. Roberto Lavagna en la Fiesta nacional del Sol, de que "no hay que hacer ajustes”. Respeto a Lavagna, pero esta afirmación me hizo temer cuánto esconde de populismo. Gastando más de lo que nos ingresa o producimos, hemos hipotecado el futuro. Sin embargo, Lavagna se esfuerza por lograr consensos, imprescindible para cualquiera que aspire a ganar. Porque va a ser muy difícil gobernar sin acuerdos. Esa política que Macri ignora, como que no se mosquea si se le va un acuerdista como Emilio Monzó o si se le divide Córdoba. Está claro que se necesitan reformas estructurales en lo tributario, laboral, previsional, y del gasto político, entre otras, y una discusión a calzón quitado, sobre el tamaño del estado. Esta postura frente a la crisis quedó expresada en el programa de "A dos voces”, de hace unos días. Dos economistas, Ferreres y Cachanosky, escribieron en una pizarra dos números claves: 21 millones y pico contra 8 millones y pico. Los 21 millones son los cheques que emite el Estado nacional, provincial y municipal por mes y 8 millones son los que aportan al sistema y financian a aquellos 21. Ecuación inviable. Toda receta que no tienda a nivelar esa asimetría conduce a inflación, endeudamiento y más impuestos. Es decir, se deben crear las condiciones para que haya una fuerte migración hacia al sector de los 8, los que sostienen el sistema. En ese programa televisivo, había políticos invitados. Pino Solanas, interpretó que "en la economía de los liberales sobra un tercio de la población”. Golpe bajo, porque nadie estaba hablando de matar gente, sí de engrosar el número de los que aportan. Cuando Cachanosky le recordó que no sería mala idea empezar por bajar el costo de la política, y que él tenía 35 empleados en el Senado, es decir una pyme, Solanas casi se vuelve loco. "¿Quiere cerrar el Senado también?”, preguntó aplicando otro golpe bajo, que es el recurso de los populistas. Más digna fue la respuesta posterior del senador Basualdo. Pidió perdón y prometió bajar ese número de 60 a 23. Basualdo viene de la actividad privada, y rápido de reflejos se puso a tono. Pero más ventajera fue la reflexión de Sergio Massa, en esto es un campeón, quien empezó por decir que "los señores, por los economistas, se olvidan que esos 21 millones son seres humanos” (vaya noticia). Protector, al fin, encontraban alguien que los defienda, frente a ese ataque de "los malos”, que los están queriendo llevar al sector de los 8. Eso es el populismo electoralista.

A Macri se le van las mejores y se aferra a un círculo cada vez más chico, con la fe solamente puesta en que Cristina se presente y avive el fantasma de la polarización.

No hay caso. La clave está en reformar y eso implica readecuar el gasto. El Gobierno nacional difundió el viernes pasado un informe que da cuenta que en los dos primeros meses de este año ahorró plata por primera vez en siete años: $23.384 millones de pesos, superávit primario que le llaman, es decir antes del pago de intereses. Es un comienzo. Aunque no explicaron cuánto tiene que ver la devaluación de la moneda, que como se sabe licúa pasivos y baja el gasto en términos relativos. Sería probable que para fin de año se llegue a la meta del déficit cero, anunciaron. El ansiado equilibrio fiscal, clave para una economía sana. El gobierno, pésimo comunicador, debería ser clarito en estos temas y decirle con precisión a la gente hacia dónde van los ingentes esfuerzos a que se la está sometiendo. Y cuidar que algún, o algunos vivos, corridas mediantes, licúen ese esfuerzo y haya que arrancar de abajo otra vez. Como decía mi abuelo, hablando claro se entiende la gente.

 

Por Orlando Navarro
Periodista