
Cuando analizamos una y otra vez la obra de Domingo Faustino Sarmiento como educador primero, gobernador de San Juan y presidente de la República después, nos convencemos de que es el hombre que puso en marcha la República Argentina e inició la modernización del país para ponerlo a la altura de los mejores entre aquellos que él había descubierto en sus viajes por el mundo. Si observamos esa fecunda obra suya desde la presidencia entre 1868 y 1874, además de poner en marcha la producción agrícola e industrial en el país y multiplicar las bases para la educación de los ciudadanos, su visión de adelantado lo empujó a unir rápidamente el país de Norte a Sur y de Este a Oeste con las redes de ferrocarriles, además de comunicarlo con el resto del orbe a través de la telegrafía, cuyas primeras experiencias se habían dado en 1838 en Reino Unido y Estados Unidos. Ocurrió cuando nuestro comprovinciano, nacido a tres cuadras al Oeste de la plaza "25 de Mayo", no tardó en darse cuenta que su país podía dejar de estar aislado del resto del planeta.
PROMOVIÓ LA EDUCACIÓN
Su otro gran proyecto de traer de EEUU las inolvidables 61 maestras primarias, lo concretó provocando la creación de las primeras escuelas normales, las de agronomía, arboricultura y de minas (la Escuela Industrial Sarmiento cumple ahora 150 años), y en su primer día de presidencia les otorgó igualdad de condiciones a las mujeres: "Mañana mismo deben tener los mismos derechos que los hombres", buscando también formarlas intelectualmente.
Ese periodo como primera autoridad de la Nación tuvo como lema "la presidencia de los gauchos", cuando años antes había escrito al presidente Bartolomé Mitre una frase ofensiva para ellos, por la entonces aparente falta de compromiso de los incipientes gauchos con el crecimiento de aquella naciente república.
En sus 77 años de existencia y desde ese, a veces, discutido perfil, habitó en aquella Argentina tan compleja con el 75 % de pobreza y más del 70 por ciento de analfabetismo (según el primer censo que él mando realizar), dramas que combatió con algunas de las medidas citadas, a las que se sumaron fundar más de 800 escuelas, logrando rápidamente que el número de escolares pasara de 30 mil a 110 mil y se abrieran colegios nacionales de enseñanza secundaria en varias provincias comenzando por San Luis, Jujuy, Santiago del Estero, Corrientes, y Rosario.
DIVULGAR MÁS LA OBRA SARMIENTINA
Es necesario entonces invertir desde el Estado y desde la actividad privada para divulgar la obra de Sarmiento en todo el país mediante proyectos creativos, y con los medios más adecuados de que se disponen hoy, sobre todo para explicar aquello que realizó en Educación desde su juventud, sus logros presidenciales y su perfil de estadista moderno y respetuoso de las libertades y la democracia.
Sumado a todo esto, resulta esencial el trabajo desde la Casa Natal y Museo Sarmiento, que en este septiembre preparó un original y efectivo programa de actividades bajo el título de "Tertulias en el Carrascal" (casanatalsarmiento.cultura.gob.ar), así como la casi silenciosa pero dilatada labor de la Asociación Amigos del Museo y Casa Natal.
Por ello, lo decimos en DIARIO DE CUYO una vez más: San Juan no debe tardar en transformarse en Capital Nacional de la Educación, y promover la realización de un Congreso Nacional de Educación cada dos o tres años en esta provincia.
Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista
