Pronto tendremos otra elección. Todos los partidos alistan sus candidatos, pero ninguno habla de hacer la tan prometida reforma de los partidos políticos.
¿Somos tan olvidadizos del "que se vayan todos"? Siempre vamos detrás de los acontecimientos y esto no es culpa de los extranjeros, los únicos culpables somos nosotros, sin excepción.
¿Qué debieran hacer los políticos y la clase dirigencial argentina para ser creíble? ¿Cómo debiera ser esta reforma?
Debería ser tal, que haga que la política sea transparente, sana, bien intencionada, vale decir que esté al servicio de la gente, no como ahora, que para algunos, solo sirve a los intereses personales. Podríamos decir que hasta ahora, la política es el arte -por parte de algunos- de no ver la realidad y hacer falsas promesas.
Propongo, dentro de reforma ética, algunas cosas que se me ocurren y quizás coincidan con gran parte de la población independiente:
Que la política deje de ser una "salida laboral", para muchos ineptos y desocupados; que no se convierta en asalariado vitalicio, salvo que la persona sólo se dedique a "político de profesión", porque realmente tenga vocación de servicio y que no esté al beneficio del que fue votado y de todo su entorno, sus elegidos a dedos y sus punteros.
Que no permita el ingreso a prontuariados ni a personas no idóneas e incompetentes; que los cargos electivos, especialmente los de mayor jerarquía (presidente, gobernador, intendente) permitan una sola reelección seguida o alterna; que se eliminen las listas sábanas; se eliminen los privilegios irritantes ("jubilaciones de privilegios"); se termine con el "clientelismo político" y los "votos cautivos".
Que el candidato elegido por el voto popular para un cargo, cumpla a rajatabla su cometido y no pueda cambiarlo por otro. Tampoco se le permita postularse a otro cargo, hasta que no termine su mandato. Que aunque el mandato sea por 4 años, el mismo pueda ser plebiscitado si la ciudadanía así lo cree, después de cumplido la mitad del mismo y que la carrera política sea vertical o ascendente (como la administración pública), vale decir que el que llegó a intendente, jamás se puede postular a concejal, el gobernador a diputado, el presidente a senador.
Y ni hablar del bochorno de los "candidatos testimoniales" y la "Borocotización". En fin, la lista puede ser perfeccionada. Lo fundamental es que un grupo de personas idóneas, de conducta moral y ética intachable elaboren dicha reforma.