--ÚLTIMA NOTA--

Debido a que actualmente en muchos países hay un equilibro socio-político-económico inestable producido por las sociedades líquidas, es posible que en sus elecciones ganen gobiernos tanto progresistas como retrógrados. Ojalá que sea lo primero, y pronto. A los políticos y politólogos les cabe la responsabilidad de pensar nuevas formas de gobiernos populares democráticos que subsanen los defectos de los actuales.

Como un modo de protegerse de estas situaciones, Umberto Eco recomienda, "ser conscientes de que vivimos en una sociedad líquida que, para ser entendida y tal vez superada, exige nuevos instrumentos". Con todo respeto por los importantes filósofos que he mencionado, esto me gusta más que quedarnos en "no lo sabemos" cuando se refieren al porvenir, porque aquí Eco sugiere una búsqueda. Al futuro hay que construirlo y para eso hay que hacer propuestas.

Comienzan a surgir propuestas en algunos campos. En educación, el filósofo Edgar Morin muestra un camino que debería seguir el sistema educativo en el siglo XXI para constituirse en relevante y significativo y lograr cambios sustanciales ("Los siete saberes necesarios para la educación del futuro", UNESCO Nueva Visión, 2001). Esos saberes son: 1- Una educación que cure la ceguera del conocimiento. 2- Una educación que garantice el conocimiento pertinente. 3- Enseñar la condición humana. 4- Enseñar la identidad terrenal. 5- Enfrentar las incertidumbres, destacando que "navegamos en un océano de incertidumbres en el que hay algunos archipiélagos de certezas". 6- Enseñar la comprensión. 7- La ética del género humano.

Sin embargo, no se trata de delegar todo en manos de otros para la búsqueda de soluciones integrales. En esa delicada tarea es necesario que cada uno de nosotros, en nuestras respectivas actividades y en la medida de nuestras posibilidades, seamos protagonistas de un cambio social positivo. No se necesitan grandes acciones.

Podemos comenzar por restablecer el respeto mutuo en la familia, en la escuela, en el trabajo, en el barrio; eliminar el acoso en todas sus formas; recuperar la cultura del trabajo, del esfuerzo personal, comenzando por nuestros hijos; aplicar la honestidad y la ética en nuestras acciones cotidianas; ser solidarios. En fin, cada uno podrá agregar alguna otra acción, creando así las bases para el surgimiento de gobiernos neodemocráticos que nos permita vivir en un mundo mejor que el que tenemos.

Sin dudas, éste debería ser el objetivo final de toda persona de bien, cualquiera sea su nacionalidad, raza, religión o convicciones políticas. Es el gran desafío que debe enfrentar la humanidad, hoy.