La Alianza del Pacífico, el bloque económico formado por México, Colombia, Perú y Chile, que en conjunto reúne el 40% del PBI de América latina, o la sexta economía del mundo, aprobó la propuesta de la presidenta chilena, Michelle Bachelet, para sumar a las naciones del Mercosur, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y demás países asociados, a fin de crear una poderosa estrategia regional.
En la reciente Cumbre realizada en México, Bachelet señaló que más allá de las diferencias que lógicamente existen en ambos sectores, es perfectamente posible alcanzar niveles de convergencia entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur, y aclaró que la estrategia, además de posible es también necesaria, tal como lo anticipó en sus reuniones bilaterales con Cristina Kirchner y Dilma Rousseff.
La propuesta chilena fue aprobada por los restantes mandatarios de la Alianza del Pacífico, Enrique Peña Nieto, de México, Juan Manuel Santos, de Colombia y Ollanta Humala, de Perú, acordándose en lo inmediato una reunión ministerial de los países de ambos grupos para explorar formas de convergencia e integración comercial. Debe recordarse que el pacto del Pacífico tiene varios países observadores, caso de Canadá, Uruguay, España, Japón, Nueva Zelanda y Panamá, entre otros interesados en una dinámica de trabajo que ya está dando muchos frutos.
Esta alianza estratégica avanza con acuerdos aduaneros, financieros, legales y diplomáticos hacia objetivos prioritarios como los mercados del Pacífico y la integración comercial el grupo para potenciar una oferta externa común. Lo importante es que no hay confrontaciones políticas ni ideológicas porque todos apuntan a fortalecer los negocios en forma comunitaria y global, a diferencia de las posiciones sustentadas por los gobiernos del Mercosur. Precisamente el área Pacífico ha recibido duras críticas del boliviano Evo Morales, por ejemplo, que señaló que era un esquema geopolítico de los Estados Unidos para oponerse a los gobiernos progresistas e izquierdistas de la región y que veía a un organismo creado como contrapeso del Mercosur.
La realidad dice todo lo contrario. El Pacífico tiene logros que invitan a sumarse y el Mercosur no debe demorar, porque es una posibilidad para sacarlo de su apatía crónica.
