Una de las tensiones comerciales más novedosas es la venta de "agua virtual", término recientemente acuñado para describir el agua que se utiliza con destino a cultivos agrícolas o productos industriales. Es un concepto importante para calcular el total del consumo de un país, o determinar su huella ecológica, la cual es el resultado de estimar el agua usada en el ámbito interno, más el agua virtual incluida en sus importaciones, restando el de las exportaciones.

Siempre se pensó en cifras locales y regionales cuando se habló de escasez de agua dulce pero ahora se ha ampliado el panorama por el intenso uso del vital insumo en la producción alimenticia. Es que no poseer el líquido elemento ya es un conflicto que traspasa las fronteras y se prevé que en un futuro no tan lejano habrá conflictos serios y enfrentamientos por la carencia del agua, lo que implica la supervivencia de los pueblos.

Como un ejemplo práctico se puede graficar el problema advirtiendo que con 1.000 toneladas de agua podemos producir tan sólo una tonelada de granos. Este es un modo eficiente de importar agua. Por ello aquellos países con escasos recursos de agua los equilibra con la importación de granos. Este debate por el agua es un tema que se está desarrollando en el marco del comercio internacional de cereales por parte de quienes están en condiciones de adquirirlos y ahorrar así recursos acuíferos. Como contrapartida están los otros países, que actúan como proveedores de alimentos ya que estos "commodities" son producidos por el uso no sustentable de sus recursos. Es decir, los expertos predicen que esta utilización indebida del recurso llevará indefectiblemente a una crisis alimentaria.