La forma más fácil de detectar a un verdadero líder comunista es ver cómo gasta, cómo consume y cómo se las arregla para ser parte de una élite que mira con desdén a los de abajo, a quien les pide sacrificios y privaciones.
¿Qué comunista del Politburó vivía mal y sin su Mercedes? ¿A caso los hermanos Castro vivieron de la forma que predicaron el evangelio comunista para todo el pueblo cubano? Acaso Hugo Chávez, quien el otro día recomendó a sus compatriotas que utilicen "duchas comunistas" de tres minutos para que no malgasten agua y a su madre que apague el televisor para no gastar energía, ¿da el ejemplo de austeridad requerido?
No lo da, a juzgar por el presupuesto que aprobó el Congreso venezolano para 2010. Los gastos personales de Chávez fueron incrementados en un 600% -de 350 millones de dólares en 2009 a 2200 para el próximo año- lo que le permitirá tener más dinero para comprar zapatos, trajes, comidas, fiestas, elementos de tocador e incluso para pagar la cuenta de la luz que se incrementará considerablemente por un nuevo sistema de aire acondicionado para su oficina.
Un perfecto comunista. Pide austeridad a sus ciudadanos mientras despilfarra en su círculo íntimo.
El reclamo de Chávez, para un ajuste masivo en una economía en picada, se refleja en los índices de popularidad del presidente bolivariano. Una encuesta reciente de la consultora Hinterlaces demuestra que perdió 10% de aceptación desde enero último, debido a los problemas económicos y a la percepción de que el gobierno es demasiado caótico, burocrático e ineficiente. Si hubiese elecciones presidenciales ahora, un 49% de los venezolanos no sabría por quién votar, un 35% votaría por Chávez y un 16% por otros candidatos.
Sin embargo, los narcisistas siempre encuentran la fórmula para hacerse notar cuando todos bajan la guardia. Chávez a quien sólo le falta que sus grandes cartelones con sus fotos se conviertan en gigantescos monumentos de bronce, suele aparecer estruendosamente para que todo el mundo hable de él después de períodos en que su popularidad baja.
Así sea por expropiaciones de compañías, por la persecución "judicial" contra un opositor o porque de repente reorganiza otra cumbre del Alba, o se reúne con los presidentes de Irán o Libia, o denuncia un intento de invasión de EEUU. o una supuesta conspiración para asesinarlo, o lo que fuera. Sus grandes anuncios coinciden con épocas en que parece retroceder un paso para adelantarse 20, como cuando lanzó su Constitución o emitió leyes a granel después de que en un referendo el pueblo le dijo que no a sus intentos de usurpar el poder para siempre.
Claro está, es que Chávez tiene un poder increíble de reacción y termina siempre aprovechándose de campañas políticas -en 2010 habrá elecciones legislativas- para fundamentar su reelección y ganar el poco terreno que va perdiendo.
El problema de Venezuela tampoco es que no haya oposición. Ello es parte de la verdad. El mayor problema es que Chávez se ha encargado de derribarla y pisotearla con argumentos populista poco transparentes y mentirosos, porque no puede ser que opositores que le hubieran podido hacer sombras estén detrás de las rejas, como Baduel, o en el exilio, como Rosales.
"CUANDO Chávez va perdiendo popularidad, sabe muy bien como echarle culpas a fuerzas extranjeras e internacionales, un discurso que con una oposición débil termina por ser creíble.