La proporción en relación con los hombres que ocupan cargos ejecutivos en Japón es realmente baja respecto de la mujer, aunque el número varía a favor del sexo femenino todos los años, pero no con la rapidez que ellas anhelan. Una estadística del Foro Económico Mundial distingue claramente una de las razones por las que Japón está en el puesto 101 en la lista de 135 países analizados en último informe global sobre igualdad de género.

Una explosiva opinión de la Fundación Thomson Reuters sindica a Japón como el peor país para la mujer entre las naciones del G20, a tan sólo cuatro puestos por encima de la India. Estos informes realizados meticulosamente permiten distinguir los modos cómo estos países distribuyen recursos entre ambos sexos, como así también la calidad y cantidad de oportunidades para unas y otros.

La participación femenina en la fuerza del trabajo es valorada en el país asiático y se la considera como una reserva de talento educado y sin explorar que ha generado beneficios pero la muestra de ese talento está ausente en los cargos relevantes en áreas legislativas y del funcionariado de alto nivel ejecutivo. Sin embargo, las calificadoras castigan a los países asiáticos con notas de muy bajo puntaje a pesar de ser considerable la inversión en educación de la mujer.

Kathy Matsui, estratega de la firma Goldman Sachs, estima que una mayor participación laboral de las mujeres podría aumentar el Producto Bruto Interno (PBI) hasta en 15%, y aunque las estadísticas oficiales de la tasa japonesa de empleo femenino es de 60,1%, cuya cifra marca un récord histórico, todo es en torno a empleos pero no en cargos ejecutivos.