Hoy, miércoles 20 de septiembre, al salir la primera estrella, se inicia el "1 de Tishrei" en el calendario hebreo y con ello inicia el año 5.778. "Rosh Hashaná", que significa "cabeza del año", es el nombre que se le asigna a este espacio de oración, celebración y encuentro.


En este marco, la comunidad pone el eje en su relación con Dios y con el prójimo, como expresó Martín Buber, el otro nos define y nos condiciona y está en cada uno de nosotros definir nuestro obrar, nuestro compromiso para con el otro en un sendero de solidaridad y fraternidad.


Este año nuevo sonará el "shofar", el cuerno de carnero. Su sonido es un llamado al arrepentimiento, a comprometerse en no repetir los errores del pasado y hacia el hacer en una dinámica constructiva.


Quien se acerque al servicio será invitado a comer un pedazo de manzana con miel, para simbolizar el anhelo de un año dulce. Podrá ver que en el saludo entre todos los presentes, se encuentra una bendición, el deseo al prójimo de un año bueno y dulce. Un año en que seamos bendecidos con vida, que estemos inscriptos y transitemos en integridad el año que se inicia.


En estas fechas y en los diez días posteriores hasta el día del perdón, reflexionamos sobre nuestras acciones, nuestros compromisos, nuestras transgresiones. Y, en base a reconocerlas definimos un marco de acción que debe orientarse en el respeto, en el amor, en el compromiso y en un accionar positivo para con Dios, para con uno y para la comunidad toda. Cada persona tiene la capacidad de ser protagonista y en cada día de cada año, hacer que el mundo sea un mundo mejor, cada uno desde su espacio y desde su hacer.


En el judaísmo entendemos que tenemos el privilegio y el deber de ser protagonistas en la construcción cotidiana. Por ello, en paralelo a la fe para con el creador, debemos evitar la indiferencia y accionar en el hacer, para dejar a nuestros hijos un mundo mejor al que hemos recibido.


Creo no equivocarme en entender lo universal de ello, pues no es exclusivo de un colectivo esa labor, sino es labor de todas las personas el actuar en conjunto en dicho sentido, ya que en soledad se puede ir más rápido, pero seguro no más lejos.


Este año nuevo encuentra a la entidad pasando su centenario. Cada año que se inicia nos obliga a hacer un balance del año transcurrido. En ese sentido, los integrantes de la Comisión Directiva debemos ver nuestros errores; redoblar nuestros esfuerzos para no repetirlos y multiplicar nuestro compromiso, recordando a quienes nos precedieron en esta centenaria entidad; que seguramente teniendo mucho menos que nosotros y en circunstancias adversas; pusieron su esfuerzo en la construcción de una entidad que nos llena de orgullo y desde la cual deseamos a todos que tengan un año bueno, dulce y pleno de alegrías.