En este siglo XXI creíamos que el autoritarismo había sido abolido. Sin embargo resulta paradójico, que en tanto auge informático, internet resultara ser hiper controlador. Creímos que a través de un proceso de de construcción del saber construiríamos uno mejor. Precisamente, la idea de las redes sociales era la de moverse lo más eficazmente posible frente a la hegemonía comunicacional, que pretendía crear influencia a través del control discursivo. No obstante, cada cual dice cualquier cosa. Es decir, parecería que la vieja inquisición vuelve a resurgir, porque si te agarran en las redes sociales, o te ponen un grabador, genera un perfil tendencial calificador o descalificador. Las relaciones humanas pasan más por el chat que por un cara a cara.


Actualmente, el hiper control despótico es tal, que a través de un video editado con tres testigos en segundos, ya bastan para destruir años de carrera. Precisamente, el ojo crítico valora a los medios masivos que intentan desligarse de ello con comentarios de mayor contenido. Pero no de aquellos que generan tendencias en base a la retroalimentación de la navegación, con una base tendenciosa de los dominadores del mercado. El avance es tal que ya no se aguanta medios tradicionales, y venden más los emprendedores que viajan por el mundo subiendo tendencia a las redes, que los asalariados fijos. Las costumbres cambian año a año debido a la aceleración. Del robar con bolsos se pasó al apretar sólo dos teclas. Lo abstracto se impone a lo real ¿Será que dejar todo abierto en una libertad extrema resultó ser nuestro verdugo? 


Al respecto, en el viejo mundo el verdugo era el encargado de quemar vivo en la hoguera al que supuestamente había pecado. Ahora, en el nuevo mundo, desde "la digitalidad al palo'', se puede iniciar cualquier casería, porque si yo no crezco, vos tampoco, o la idea del ojo por ojo diente por diente. Con el afán ingenuo de pretender crear un mundo mejor, lo hemos empeorado. Un candidato puede posicionarse desde la computadora de su casa, sin necesitar de los medios, ni de la escuela, sino de los robots fieles de los troles. Ya poco vale lo que algún intelectual escriba, si todo es editable. Un libro antes de publicarse se ve en YouTube, al igual que los estudiantes en las clases aprenden primero de lo viralizado, luego de su profesor.


¿El abuso de la tecnología está cambiando en la era de la información lo que fue dominante? El adelanto del internet nos permite tener la biblioteca en casa. El uso mejora, el abuso empeora. Ahora nos sentimos atados al ojo de la sospecha sartreana, sin espacio para el error. La nueva sociedad está mucho más controlada bajo la mirada invisible del totalitarismo digital omnipresente en todo, que en la palabra censurada de la vieja sociedad.


Los niños de ahora, ¿tendrán más poder para controlarlo o serán calificados como seres digitalizados? ¿Podrán ser empoderados por el conocimiento lejos de los videojuegos? ¿Las bibliotecas serán aquellos espacios del saber? En la era digital la filosofía de la biotecnología superó al software. El gobierno electrónico en los servicios, ¿constituye una presencia más humanitaria? La capacidad de asombro es la que permite germinar la semilla de un conocimiento renovador lejos del nuevo empoderamiento artificial colonial.

Por Diego Romero     Periodista, filósofo y escritor.