La histórica cumbre entre el presidente de Irán, Hassan Rohani, y el papa Francisco, celebrada la semana pasada en la ciudad del Vaticano, significó el encuentro de dos líderes religiosos interesados en promover la paz de la región de Oriente Medio, como también solucionar los problemas que provocan el terrorismo y el tráfico de armas en todo el mundo.

El encuentro realizado a poco del levantamiento de las sanciones económicas, producto del acuerdo nuclear suscrito con las principales potencias del planeta, para limitar su programa atómico, ha concitado la atención de la comunidad internacional, ya que se lo ve como un efectivo signo de un diálogo interreligioso.

Irán integra un conflictivo grupo de países árabes, con antiguas peleas y eternas rivalidades, entre los que figuran principalmente Irak y Arabia Saudita.

Rohani, que de un tiempo a esta parte se ha convertido en un promotor de la tolerancia y la paz en la región de Oriente Medio, no tuvo inconvenientes en este acercamiento al Sumo Pontífice demostrando el importante rol que Irán está llamado a desplegar para promover adecuadas soluciones políticas.

En una parte del encuentro el líder iraní dijo que tiene que haber vinculación entre ‘La iglesia, la sinagoga y la mezquita’, colocándose una junto a la otra, como un signo de tolerancia bajo las enseñanzas del Corán. Esto es otra muestra de la predisposición de este político y líder religioso empeñado en demostrar que la fracción del mundo que representa no tiene diferencias con los cristianos. En ese sentido dijo que seguirá trabajando por la integración de ambas culturas, por lo que ahora fue Rohani el que le pidió a Francisco que rezara por él.