La irrupción de las redes sociales y, particularmente el crecimiento de Facebook en los últimos años, plantea una situación novedosa que requieren nuevas formas de analizar de cómo se comunican y actúan las personas. El ciberespacio, en donde muchos creen encontrarse a salvo de los peligros del "mundo real” se desarrollan formas de violencia que no pueden ser desconocidas por los educadores, preocupados por formar a las nuevas generaciones en una cultura de la paz. En el mundo virtual los jóvenes son los principales afectados de la "revolución digital”
Una reciente investigación realizada con jóvenes, indican que 3 de cada 10 estudiantes han desarrollado una especie de adicción a Facebook, que los ha alejado de sus familias y amigos. El impacto ha sido tal que el tiempo dedicado a la red ha repercutido en un bajo rendimiento escolar, trastornos de sueños y situaciones de ansiedad que los mantiene intranquilos. Esta realidad, se hace imposible sostener, como profesan algunos, que la sociedad red no disminuye la comunicación interpersonal física. La sociedad red, por otra parte, ha desarrollado otras formas de convivencia virtual donde suman amigos en sitios web, como Facebook, y es signo de poder social en el ciberespacio. Esto ha llevado a que cada dos estudiantes posean cuenta en esa red. Acepta amigos, sin ni siquiera conocerlos personalmente, arriesgando su salud mental y física en interacciones peligrosas. La violencia y el acoso, atenta de manera dramática, robando las posibilidades de construir sociedades libres de temor. La frontera de lo digital en muchas ocasiones, es un lugar de temeridad, confusión, incertidumbre y amenazas. Es decir, cuando la condición humana trasforma su agresividad en violencia y la persona hace uso de ella on-line, haciendo víctimas a quienes se cruzan a su paso, queda demostrado que el daño sicológico es devastador. Por ello, es necesario determinar la incidencia de conductas de acoso e intimidación, la transmisión de emociones, adicción a Facebook, los requisitos para aceptar amigos. Así mismo es dañoso el impacto del uso compulsivo de esta red social, en el aspecto académico y en el bienestar físico, y aún más la disminución de la convivencia presencial con sus familias. A través de esta investigación señala que la relación con sus padres sería un ciber-lazo fuerte, mientras que en la relación con una persona que no conoce, sería una arista débil o un ciber-lazo débil. Hasta hace poco los padres enseñaban a los hijos el valor de la amistad, haciéndoles ver que los amigos se cuentan con los dedos de la mano. Esta necesidad de convivencia, ha cambiado la forma de hacer amigos y valorar la amistad. Es tiempo de que el sistema educativo eduque para la ciudadanía digital, que promueva una sana convivencia en la red y gane escenarios para la enseñanza Es preciso conocer qué espacios son los destinados al ocio. Siempre que la familia y escuela fortalezcan sus lazos para lograrlo.
Es difícil que un joven agregue a su listado de amigos a los padres y quizás hermanos, se puede inferir que salvo sus mejores amigos, la mayoría de las aristas de ese joven son débiles. Es aquí donde surge el problema. La investigación realizada demostró que ante la pregunta ¿ha aceptado amigos en face sin conocer a la persona que solicita su amistad?. El 57 % respondió afirmativamente. Otros factores que influyen en la creación de lazos débiles es porque, a pesar de no conocer a la persona solicitante, esta, les pareció atractiva físicamente en la foto que acompaña el perfil. Hecho que no garantiza la veracidad de la persona.
La encuesta realizada por la organización de Kidscape dedicada a prevenir el acoso y el abuso sexual infantil dio como resultado que el 45% de jóvenes entre 11 y 16 años afirmó sentirse "más feliz” en su vida on-line, que en su vida real. Estos hallazgos sugieren que los jóvenes ven el ciberespacio separable del mundo real.
La proximidad y orientación de los padres es un buen recurso para ayudar a los jóvenes a entender cómo mantener una experiencia positiva en el uso de las redes, aprovechándolas al máximo para encontrar mayor información de consulta, amigos y diversión sin exponer su privacidad. Es importante si se tiene en cuenta que 2 de cada 10 niños o jóvenes sufren de alguna experiencia negativa en la web. Las redes sociales son un hecho social entre los jóvenes imposible de ignorar. Sería como colocar una venda en los ojos a nuestra realidad social. Solo como tema de reflexión y necesidad educativa será necesario su control por parte de los padres.
(*) Especialista en educación, escritora, productora del programa "Botica Educativa” Radio Sarmiento.