La exbodega Graffigna afloró hace unos años revelando el Ullum predique de la "Memoria sumergida'' 


Que el periodista y hombre de la Cultura en Ullum, Daniel Valenzuela, haya preparado una publicación sobre el momento más difícil de la historia del departamento implica que hablamos de registrar para las nuevas generaciones y el futuro, la crónica de la dramática etapa bisagra que dividió al departamento en un antes y un después, en el Ullum predique y el posdique. Imperiosamente esa labor debía caer en manos de un hijo de Ullum, para que el resultado fuese la letra de mil emociones, ante la intrépida transformación ordenada por el progreso. Y, ¿qué era imprescindible para zambullirse en ese pozo de memoria?, amar a Ullum, su entorno y su gente; sentir y escribir poniendo el oído o intuyendo los suspiros imborrables de tantos corazones compungidos. Luego, pensar en multiplicar la obra para alimento de las actuales generaciones de ulluneros y de quien quiera conocer esta vigilia de leyenda. Para ello, el autor tocó a la puerta del vicegobernador de la Provincia, Dr. Marcelo Lima, lo puso en conocimiento de su obra y de la necesidad de publicarla, después de varios intentos. La inmediata respuesta de Lima fue positiva y el texto en soporte electrónico pasó a la sección Fondo Editorial CDSJ para iniciar el trámite de impresión y su publicación en este primer semestre de 2019. Valen los detalles, porque no se trata de un texto entre muchos, ya que debajo del actual dique tuvo desaparecer todo el caserío y parte de la vida de un añoso pueblo, para lo que expertos de los años '70 supieron convencer a los habitantes, aunque muchos de ellos quisieron evitar ese odioso capricho del progreso. Hoy nadie pide en Ullum que se aborrezca a aquellos acreditados técnicos en Recursos Hídricos, porque hay resignación infinita desde la última gota de aquel río de desdichas. Y cuando la emblemática bodega de los Graffigna, que daba vida a todo este poblado, empezó a caer a los piquetazos, es probable que hasta el cacique Ullumpa haya disparado su feroz desconsuelo. Y ahí fecundaba la leyenda que hoy comienza a latir en estas páginas, y quizá, ante los turbados luceros del cacique Ullumpa, de cuyo nombre derivaría el topónimo Ullum.

Estremece leer los detalles de los últimos días de la bodega y del destino de propietarios y empleados. Con sus ojos destilando recuerdos ante decenas de fotografías de la época gloriosa de Ullum y su bodega, Valenzuela incorpora de manera sublime fragmentos de paisaje sepia a la historia real que cuenta. Le ha llamado "Memoria sumergida'', y para desenredar algunas complejas madejas de relatos, fue esencial el aporte de un investigador ímprobo, de un caballero sin vueltas e hidalgo de la vida: el ingeniero Carlos Graffigna, fallecido hace poco más de un año, uno de los más destacados miembros de la familia propietaria de la bodega. Para el autor, ha sido imprescindible su ayuda y la larga conversación con él, transcripta íntegramente, pareció transcurrir entre la luz y el calor de quien quería saber y de quien quería contar para los tiempos. Finalmente, esta "Memoria sumergida'' se transforma en patrimonio intangible de un importante departamento sanjuanino. En testimonio de un pedazo de San Juan que fue, y que desde ahora emergerá para la historia.


Por Luis Eduardo Meglioli

Periodista.