Árboles coloridos de una calle emblemática de Rawson.


Es imposible pasar por la Calle Superiora o Dr. Ortega sin asombrarse con las dos paletas de colores que trabajaron ahí. Por un lado, la de los artistas que pintaron las paredes, en arte muralístico, que exhiben un dejo de nostalgia de tiempos pasados. Pero también está la otra paleta, la que maneja hábilmente la naturaleza que en esta época deslumbra en variados colores. Ello se refleja en la arboleda integrada mayormente por lapachos que lucen flores blancas, rosadas y amarillas, dando una vista distinta a finales del invierno en búsqueda de la belleza urbana. Los lapachos o Handroanthus impetiginosus, tal su nombre técnico, no son árboles de esta región fitogeográfica desértica, pero sí de Sudamérica. Con una buena dedicación es posible obtener ejemplares hermosos en estado adulto. Su inflorescencia son agrupaciones que muestran sus flores en racimos o manojos de variado colorido, se encuentran con flores blancas, rosadas y amarillas. La altura del lapacho alcanza a los 10 metros y su superficie foliar ocupa una circunferencia de 6 a 8 metros, requiere buenos suelos, permeables y con altos niveles de nutrientes.


En una evaluación rápida de la forestación de la calle mencionada es posible apreciar que no están en un excelente estado vegetativo, si bien por sus acequias corre buen agua de riego estas están impermeabilizadas, lo que dificulta el buen transporte de nutrientes. También existen fallas que no han sido repuestas con nuevos árboles, siendo este mes el momento justo para hacerlo. Hay sectores donde se aprecia la buena interrelación con otras especies.


Como tarea inmediata el proceso de abonado con fertilizantes nitrogenados es imperioso, que aportará para fortalecer las hojas. En tanto que en la época otoñal próxima sería correcto que se realice una buena fertilización con fertilizantes ricos en fósforo y potasio para robustecer el área radicular. Si bien lucen esbeltos y hermosos urge realizar acciones para desacelerar la aproximación al estado de decrepitud irrecuperable. Es necesario tener en cuenta que los lapachos son árboles muy vistosos cuando están en flor, pero no poseen buena cobertura foliar que impida efectivamente el paso de los rayos solares en los meses de mayor insolación, algo a tener presente en el momento que se proyecte una forestación urbana. Solo resta pasear por ese lugar, apreciando ésta riqueza natural de origen ancestral de Sudamérica que nos brinda su belleza sin solicitar retribución alguna.

Por Osvaldo Olmo Gómez
Profesor