Lo que está en crisis hoy es la autoestima del individuo por un lado y la percepción de la propia autoridad por el otro. Es pues, en estos casos, en los que se encuentran amenazados todos los sistemas de convivencia.

Weber no define explícitamente el concepto de violencia en ninguno de sus textos, sin embargo, se puede abstraer de ellos su pensamiento y presentar algunas de las características que él le atribuye al término: Primero pensaba que la única violencia aceptada por los hombres es la que ejerce el Estado y la llamó "violencia legítima", fundamentando esto en el hecho de que la aplicación de la violencia contribuye a la manutención de la estabilidad del mismo. Plantea explícitamente que "Si solamente existieran configuraciones sociales que ignorasen el medio de la violencia habría desaparecido el concepto de "Estado" y se habría instaurado lo que llamaríamos "anarquía".


En segundo término hacía referencia de ella en sus estudios de la religiones y plantea que las religiones que intentan ser universales, son en esencia violentas ya que pretenden imponer su idea a la gran masa de los otros, pecadores, no elegidos o infieles. Este intento de imposición dependiendo del tipo de sociedad y de religión que se trate viene a plantearse como un argumento para el ejercicio de la violencia.


Por su parte,Thomas Hobbes considera que el hombre es un lobo para el propio hombre. Sugiere que las pasiones son un elemento negativo de la conducta humana, que el ser humano es malo por naturaleza, pero él mismo se encarga de rechazar esta interpretación: "Pero ninguno de nosotros acusa por ello a la naturaleza del hombre. Los deseos, y otras pasiones del hombre, no son en sí mismos pecado... hasta que conocen una ley que las prohíbe..." (Leviatán, XIII).


La respuesta cristiana a la violencia doméstica comienza con la Palabra de Dios. El matrimonio es la primera institución que Dios estableció entre las personas. Hombres y mujeres fueron creados ambos a Su imagen, como compañeros iguales con roles diferentes (Génesis 1:27). Un hombre es la cabeza, o autoridad, de su casa (Efesios 5:23; 1 Pedro 3:1). Con esto viene la responsabilidad de ganarse el respeto de su familia y la comunidad.


El abuso infantil es también fuertemente condenado por Dios. Aunque la disciplina es importante, debe ser su propósito corregir y dirigir al niño a la justicia, no como una manera de sacar la ira injustamente. "Y vosotros, padres, no provoquéis la ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor." (Efesios 6:4).


Particularmente un aporte para evitar la violencia sería: 1-Legislar para que al momento de votar cada ciudadano adhiera al "registro de no violentos en todas sus formas" estampando su firma en padrones anexos, lográndose de esta forma el compromiso del ciudadano. 2- Erradicar la violencia mediante campañas solidarias de los alumnos de todos los colegios primarios y secundarios para que en el cuaderno de comunicaciones los padres e hijos firmen un compromiso con la no violencia, avalado por docentes y directores. Creemos que todo esto será un gran aporte a la convivencia y construcción de nuestra ciudadanía.