Los partidos políticos y el Congreso de la Argentina son percibidos como ineficaces y partícipes en transgredir la transparencia y la calidad de las instituciones democráticas, según conclusiones del Barómetro Global de la Corrupción, difundidas por la organización Transparencia Internacional.

El informe, que señala la generalización de los hechos que afectan la ética republicana, fue elaborado sobre la percepción del ciudadano común. En la encuesta participaron 59.661 personas de 62 países y, en Argentina, el sondeo realizado por Gallup incluyó entrevistas a 1.010 personas, entre el 18 y el 20 de este mes. Los argentinos consideran que los partidos políticos son las instituciones más afectadas por la corrupción: en un puntaje de 1 a 5, se obtuvo 4,4, porcentaje similar a los partidos de Paraguay, Taiwán y Nigeria, en tanto superan esa marca Bolivia y México con estándares iguales. La segunda institución considerada menos transparente en nuestro país es el Poder Legislativo, con un promedio de 4,3 y sólo fue superado por los parlamentos de Taiwán y Paraguay. La policía y el sistema judicial del país fueron calificados de muy corruptos con 4,2 cada uno. En el otro extremo figuran las organizaciones no gubernamentales, ONGs, con 2,9 puntos, los servicios médicos 2,8 y el sistema educativo con 2,7 puntos.

La corrupción en los partidos políticos tiene en Asia 4 de promedio, Europa 3,7 y América latina 4,2, aunque en Africa ese lugar lo ocupa la policía 4,6 y en Europa oriental la Justicia tiene 4,1 y los servicios de salud 4,1 puntos.

La corrupción es un enemigo que invade todos los flancos y ha penetrado en la vida de grandes grupos humanos sin que éstos lo advirtieran. Es difícil que el ciudadano común pueda percibir y enfrentar este flagelo, porque fue inducido lentamente a modalidades y costumbres incorrectas.

La moral, tan puesta en tela de juicio hoy, ha sido dejada atrás por el exitismo y el propósito de convertir a cada día en el altar de una vida que de más réditos, no importa si correctos o no. Se estima que se necesitará más de una generación para poner las cosas en su lugar, pero lo que no se calcula son las nuevas líneas de pensamiento generadas en ese tiempo.

Tal vez el primer escalón sería tomar conciencia de que la corrupción debe ser erradicada, algo que necesitará del consenso y de la acción de quienes está políticamente comprometidos. Si no se actúa ya, el tiempo terminará de corroer todo lo que hasta ahora se ha salvado.