La paradoja de la productividad argentina es que mientras
por una parte el país necesita dólares, por otra olvida
al comercio exterior como auténtico generador de
divisas. La ausencia de estrategias exportadoras, una
compleja trama de regulaciones burocráticas y el impacto inflacionario en los costos internos son causales del retroceso.
Lamentablemente se desaprovecha la nueva dinámica importadora,
luego de la última crisis en las naciones desarrolladas,
y la apertura de mercados emergentes, como los africanos.
Esta apatía, con visos de desinterés en nuestro comercio exterior,
también repercutió en el Mercosur por retrasar las negociaciones
para un acuerdo comercial con la Unión Europea,
tema que fue ventilado en la última campaña electoral brasileña
cuando se reclamó a los candidatos presidenciales romper
con el bloque sudamericano por los impedimentos que
plantea la Argentina.
Al desaparecer los efectos de la última crisis financiera, con recesiones en los países industrializados, el panorama de los
mercados externos es más amplio porque crecen con un elevado
potencial los mercados emergentes como Sierra Leona,
Nigeria, Mongolia, Irak, Timor Oriental, Bhutan, Liberia,
Panamá, China y Turkmenistán, además de otros pequeños y
poco conocidos países, de acuerdo a un reciente informe del
FMI. De las 30 economías más expansivas, Argentina sólo
tiene representación diplomática o comercial en seis y con
más perfil ideológico que económico para promover el desembarco
de nuestros productos.
El resultado de las imprevisiones y de la ausencia de una estrategia
exportadora se traduce en cifras: en diez meses, las
exportaciones locales acumulan una baja de 11% con respecto
a igual período de 2013, no obstante el crecimiento del
3,1% del intercambio comercial global previsto para este año
por la Organización Mundial de Comercio. El año pasado las
mayores exportaciones del país fueron a Brasil, China, Estados
Unidos, Chile y Venezuela, lejos de los 15 mayores importadores
mundiales, entre otros Japón, Corea, Hong Kong,
India, Singapur, Taiwan, Turquía, Emiratos Árabes, Malasia, Indonesia y Arabia Saudita, donde las ventas argentinas son escasas y las promueven las multinacionales que operan en el
país. Las pymes exportadoras, generadoras de divisas, no pasan
del ámbito latinoamericano.