El puerto de Comodoro Rivadavia se ha convertido en la pasarela mundial de la tecnología submarina del siglo XXI. Trabajan día y noche bajo un clima adverso para acondicionar naves, con el fin de cargar un sinnúmero de aparatos de alta precisión que, miden y muestrean, cosas que son difíciles de imaginar. Puerto a disposición gratuito y mano de obra dispuesta. "El Panther'', un minisubmarino de rescate del tamaño de una heladera es inglés. La compañía que lo prueba es rusa y el barco que lo transporta, que debió ser modificado, es argentino. Para todo el grupo es su primera vez.


Todo este despliegue no es casualidad. Tampoco es solidaridad pura. El operativo se solventa con un fondo internacional al que aportan todos los países que tienen submarinos en forma proporcional. Con el naufragio del ARA San Juan, esta alcancía se rompió y comenzaron a llover dólares para los rescatistas. Así nació el momento de probarlo todo. Pero a medida que aumenta la profundidad de búsqueda, los artilugios tecnológicos se van volviendo más escasos y ahora que, ya no se piensa en rescate de marinos, los barcos se verán reducidos a 4 banderas. La Argentina (porque "El San Juan'' es territorio nacional y porque nuestros son los puertos y el mar que patrullamos), la inglesa, la de los Estados Unidos y la rusa.


Los accidentes se suceden y estás tres últimas banderas lo saben bien. En mayo de 1968 desapareció el submarino "Scorpion'', de la fuerza naval de Estados Unidos. Fue encontrado 5 meses después con sus 99 tripulantes a 3.000 metros de profundidad.


El 5 de diciembre llegará el primero de estos monstruos: el buque ruso "Yantar''. Este posee 2 vehículos sumergibles que pueden bajar hasta los 6.000 metros de profundidad. No fue construido para salvar vidas (los rusos lo saben). Tiene un sólo propósito: Averiguar que pasó. Esto evitará futuras fallas de diseño, si es que las hay. Es un buque de investigación militar. El barco fue diseñado en San Petersburgo para la investigación en aguas profundas. Tiene el último y más innovador equipo para estudios acústicos, biológicos, físicos y geofísicos. Los minisubmarinos se llaman "Konsul'' y "Rus'': pueden acomodar una tripulación de dos personas y gracias a sus cascos de presión de titanio, las naves pequeñas alcanzaron en las últimas pruebas los 6.270 metros de profundidad.


El "Yantar'' fue botado en 2015 y está equipado con un exclusivo complejo de investigación científica a bordo que le permite recopilar datos sobre el ambiente oceánico, tanto en movimiento como en espera. No hay complejos similares en ninguna parte. Una ciudad científica flotante con sus laboratorios y todo. Algunos dicen que se trata de un barco espía que coloca "arañas'' sobre los gigantescos cables de fibra óptica en el fondo del mar, que transportan datos informáticos entre los continentes. Lo cierto es que tras la barrera de los 2.000 metros de profundidad, el "Yantar'', es "Poseidón''.