El ingreso a la ciudad de San Juan, como a la mayoría de los departamentos de nuestra provincia, se caracterizan -salvo algunas contadas excepciones- por carecer de pórticos o portales que marquen o señalen el acceso a esos sitios.

Viajando a lo largo y ancho del país se pueden observar cómo las distintas poblaciones han puesto en práctica su ingenio para identificar a sus ciudades con llamativas construcciones o monumentos, que en algunos casos reflejan aspectos de su cultura, su producción o elementos distintivos por los que se conoce una determinada comunidad.

Hace unos días se conoció la idea de la Federación Gaucha Sanjuanina de erigir un nuevo "Monumento al Gaucho" en el predio donde comienza el Acceso Este, en jurisdicción del departamento Santa Lucía. La idea de la entidad es reemplazar el actual "gaucho a caballo", objetado por muchos, por un monumento de grandes dimensiones que refleje el sentir criollo de los sanjuaninos. La iniciativa ya está en marcha aunque no se ha precisado el monto de la obra ni plazos de ejecución.

Por otra parte, varios intendentes municipales anunciaron como obras para el último año del presente período de gobierno la construcción de portales de acceso a sus respectivos departamentos. En la opinión de los pobladores de 25 de Mayo, 9 de Julio o Caucete, esos arcos o monumentos de acceso deberían ser diseñados en base a los principales recursos económicos de cada jurisdicción, en este caso con motivos vinculados a la producción de la uva y el vino.

En otras zonas de la provincia el motivo podría ser diferente pero siempre apuntando a resaltar los principales valores de cada lugar, lo que constituye una forma de ir guiando a las personas que llegan sobre lo que se encontrará en el sitio a visitar.

De todas formas, en los accesos a la ciudad de San Juan también están haciendo falta otros monumentos pendientes, que otorgarían un aspecto diferente y una mejor estética. Tal es el caso del memorial por el terremoto de 1944, referido a la reconstrucción de San Juan.

Las obras de embellecimiento en los accesos a los pueblos o ciudades, más allá de un gasto, representan la buena costumbre de ofrecer a la propia población o a quienes visiten el lugar un mejor aspecto propio de las sociedades más avanzadas.