Se veía que algún vecino había sido piadoso con los malvones, porque se les notaba una poda a partir de la cual el otoño les devolvía sus crestas carmesí. La vieja puerta casi no había sufrido los embates del tiempo, seguramente porque su puesta hacia el oeste la libraba de las crueldades del clima. El hombre se paró un instante frente a ella, dudando en entrar. Había transcurrido doce años desde que la casa quedó cerrada luego de la muerte de su madre, último morador.

Quejidos de animal herido subieron al hombro del portal, al abrirse. Entró como descubriendo o reinventando el adorado territorio donde fue niño, barrilete y soñador. Todo había quedado en su lugar, petrificado. La luz cenit del alto ventanal se descolgaba por entre los visillos y retocaba de tenue sol los objetos polvorientos. "Algún día había que hacer esto", se dijo, como profanando su promesa de no volver adonde, si bien había sido feliz, también allí había dejado de serlo. Entonces tuvo la sospecha de que, de algún modo, se lo necesitaba en ese sitio; que era demasiada soledad acumulada, demasiado silencio, demasiadas ausencias. 

En la sala central que daba a la cocina y la entrada a los dormitorios dio una vuelta completa sobre sí, rodeando con sus ojos brillosos toda la historia familiar congelada, derramada en sillones, cuadros y flores secas que conservaban el destino de ser el último sitio. No se animó a tocar nada, hubiera sido herir el pasado expuesto en flor a su corazón. 

Hasta que reparó que sobre un taburete, resplandeciente (niña y frutal) estaba la cajita de música con forma de cofrecito. Sólo había que levantar la tapa de ese cuerpecito lustroso más parecido a un inofensivo animalito que a un objeto. Se paró frente a él, mientras en su cabeza las rondas deliciosas de la niñez pasaban con su cantinela infantil como películas del viejo cine de barrio.

Por fin, a fuerza de temblores y candor recuperados, levantó la frente dulce del aparatito, lo que fue suficiente para que una melodía entrañable que había quedado presa en su pecho saltara a la sala como caricia de luna y copara fechas y nostalgias; un concierto de rumores coreara la historia; el péndulo del reloj recomenzara el tiempo y todo volviera a ser. 

(*) Abogado, escritor, compositor, intérprete.