Estados Unidos peligra caer en default con una deuda de 14,3 billones de dólares, 9,7% de acreedores externos, en particular China y Japón, los mayores tenedores de bonos estadounidenses, con 1.160 y 912 millones de dólares, respectivamente; Gran Bretaña, los países de la OPEP y Brasil, principal socio comercial de la Argentina.
A nivel internacional, el hipotético default generaría un caos en los mercados: los papeles del Tesoro norteamericano son la inversión más confiable del mundo y el pilar del mercado mundial de bonos. En caso de suspenderse el pago de esas obligaciones, la crisis de confianza se esparciría en el mundo: la venta de bonos tumbaría, con efecto dominó, a las acciones y al dólar. En Argentina se sigue apostando a la divisa estadounidense, y si se acentúa la debilidad del dólar, también se afectaría la credibilidad del país. Hasta ahora y pese a la última crisis, el billete verde se mantiene como la moneda de reserva por excelencia a nivel mundial. Una consecuencia visible es la escalada del oro, devenido en refugio más seguro, ubicado en 1.628 dólares la onza.
Para Estados Unidos sería más caro endeudarse con préstamos, por lo cual, debería gastar menos y las tasas de interés se elevarían impactando directamente sobre el consumo. Por tanto, con la caída de la producción, disminuiría el crecimiento y aumentaría el desempleo. En caso de concretarse la cesación de pagos de EEUU, habrá que analizar más detalladamente cómo impactaría sobre la economía argentina. Si el problema es de pocos días, posiblemente haya una fuerte caída de acciones y bonos locales, que luego podrían rebotar si prima la cordura en la oposición de la derecha republicana. Si, en cambio, el desacuerdo persiste por un plazo prolongado, hay varios factores que pueden poner en riesgo el alto crecimiento que persiste en la economía argentina y potenciar sus factores de riesgo, como el desarreglo de las cuentas externas y fiscales. Pero el mayor problema es el efecto contagio en la economía real de China, generando una caída en el precio y los volúmenes de las materias primas que exporta la Argentina.
Esta presunta amenaza lleva a que nuestro país supere la obcecación en no solucionar los problemas económicos que padece, confiando ciegamente en la fortaleza del promocionado "modelo" que tiene graves debilidades.