Concluida la cinematográfica fuga con la correspondiente recaptura de los tres narcotraficantes que se habían escapado del penal de General Alvear, lo que generó uno de los operativos de las fuerzas de seguridad más grande que se recuerden en el país, hay que reconocer que sin la ayuda de la policía local de Santa Fe y de la comunidad de la localidad de Cayastá, las fuerzas federales podrían haber tenido serias dificultades para dar con el paradero de los prófugos.
El 27 de diciembre último, los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci, condenados por el triple crimen con vinculaciones narco de General Rodríguez, iniciaron un raid delictivo que los llevó desde la cárcel ubicada en el centro de la provincia de Buenos Aires hasta Santa Fe, donde después de 15 días fueron recapturados ocasionando numerosos inconvenientes a los centenares de efectivos que estuvieron persiguiéndolos. La tarea de devolver a los prófugos tras las rejas no fue sencilla, a pesar de que desde la Nación y la provincia de Buenos Aires se dispusiera de fuerzas de elite y un gran potencial tecnológico. El despliegue fue descomunal y a pesar de ello hubo momentos en que desde el propio Ministerio de Seguridad de la Nación se llegó a considerar la posibilidad de que los prófugos no serían atrapados. Para colmo en el día 13 de la búsqueda se dio un hecho que dejó mal paradas a todas las fuerzas de seguridad, y al Gobierno, al informarse que los 3 narcos habían sido capturados, cuando en realidad se tenía sólo a uno. Ya desde ese momento comenzaron a tomar protagonismo los vecinos de Cayastá, entre trabajadores rurales y productores, conocedores a la perfección de los lugares donde los prófugos podían esconderse. Sin la ayuda de esta gente muy difícilmente se los podría haber detenido y posiblemente hubiesen concretado el objetivo de pasar a Paraguay para continuar con la fuga.
Como complemento de esta acción comunitaria fue la propia Policía de Santa Fe la que efectivizó la captura, sin ningún megaoperativo ni la utilización de la más sofisticada tecnología en materia de seguridad, contando sólo con datos aportados por los lugareños. Por ello sería un acto de justicia que la recompensa prometida sea otorgada a esos vecinos santafesinos.
Esto demuestra que la coordinación y colaboración de todos los sectores de la comunidad sumado a una racional utilización de la fuerza pública puede llegar a dar muy buenos resultados, cuando se trata de combatir a este tipo de delincuencia.