Alarman los casos de violencia juvenil que se están produciendo en los últimos tiempos. La muerte de Matías Fernández, el joven de 20 años que fue asesinado en las inmediaciones del boliche "Fantástico'', en Capital Federal, a donde había concurrido para festejar su cumpleaños, es uno de los hechos más resonantes, pero no el único. En los últimos tres meses murieron diez jóvenes en situaciones similares.

Es habitual, a la salida de los locales bailables u otros puntos de reunión, que grupos juveniles se agredan entre si, por diversos motivos que van desde simple insinuaciones hasta ataques verbales y físicos.

Especialistas en el comportamiento y conducta de los jóvenes están tratando de determinar cuales son las causas reales que provocan estas riñas. Para algunos de ellos, están en el rol de los padres y la necesidad de encontrar una identidad que los diferencie entre ellos y con el resto de la sociedad.

Lo que está claro es que la violencia juvenil no es una temática ajena en la vida de los adolescentes. Es un fenómeno a nivel nacional, que muchas veces proviene de los adultos y se extiende hacia la población joven. Muchos adultos manejan -en sus hogares- armas de fuego y armas blancas. La forma de resolver los conflictos está siendo por la vía violenta y los adolescentes tienden a imitar ese camino de los adultos para solucionar sus propios conflictos.

Los padres ejercen un papel crucial en estas situaciones de riesgo, pero la mayoría de ellos se mueve entre opciones coercitivas y permisivas. No ponen reglas en el hogar e intentan desvincularse de sus hijos adolescentes, excusándose en que no les tienen confianza.

Se suele vincular a los jóvenes violentos con la drogadicción, la delincuencia, el provenir de barrios bajos y de familias conflictivas, pero los profesionales consideran que no todos estos factores tienen que estar comprometidos, es decir, no son únicos ni excluyentes unos de otros.

Hay casos de violencia juvenil en todos los estratos de la sociedad, y el nivel educativo, económico o social no es determinante para evitar que ésto suceda.

Los casos de agresiones tampoco son exclusivos de las grandes capitales, donde si se hace más difícil controlarlos e identificar a quienes intervienen.

Hay coincidencia en que a esta situación hay que abordarla acudiendo al seno familiar, que es donde se cree que están las causas originarias, y para ésto habría que implementar acciones tendientes a una orientación para los padres, fundamentalmente, de hijos adolescentes o que están por entrar en esta etapa.