Al igual que Argentina, Turquía atraviesa por una crisis económica financiera de grandes proporciones.

 

 

Hay elementos comunes y elementos que difieren en el tenor, el fin y el resultado según se analice lo que ocurrió con la devaluación de Turquía comparada con lo que ocurrió en Argentina en el último trimestre. Lo común es la alta inflación y depreciación de la moneda y lo diferente es que mientras en Turquía no se subieron las tasas de interés, en Argentina escalaron del 26 % al 47 % promediando agosto de 2018. La diferencia es palpable y decididamente fundada en apreciaciones categóricas acerca de cómo debe funcionar la macroeconomía ante escenarios de crisis agudas como las que se viven en dicho país y Argentina. En efecto el presidente Erdogan ha manifestado públicamente que no va a subir los tipos de interés como modo de combatir la inflación y de atraer inversiones extrajeras o aumentar el ahorro interno como forma de conseguir una inyección de fondos al sistema bancario. Por ello, ya a pesar de la alta inflación, el Banco Central turco no quiso subir los tipos de interés, manteniéndolos en el 17,75 por ciento. Según opinan especialistas internacionales se cree que Erdogan posee una teoría económica heterodoxa porque considera que las altas tasas de interés causan inflación. En cambio la mayoría de los economistas tienen una posición ortodoxa sobre el tema y afirman tajantemente que las altas tasas de interés son un instrumento adecuado y técnicamente correcto a fin de bajar la inflación, porque de esa manera se seca la plaza de pesos o de la moneda nacional de que se trate, y con ello se le quita presión a la inflación. También sostiene Erdogan que una suba de las tasas e interés si bien, es factible que cautive inversiones, sostiene que ello será a costa de un sobre endeudamiento del Estado de Turquía, En Argentina se ha seguido el camino inverso y ortodoxo, es decir, ante un proceso acelerado de suba de precios y depreciación de la moneda nacional frente a las divisas extranjeras, no sólo frente al dólar, se adoptó una política de tasa monetaria con dominancia de un fuerte pago de intereses por depositar en pesos en el sistema bancario empezando por la inversión en letras del BCRA. El caso argentino demuestra que las altas tasas no han morigerado la inflación ni tampoco han servido de atractivo para la llegada de inversiones sobre todo las de naturaleza productivas, con un efecto colateral complicado, porque en contrapartida se ha creado una supernova de deuda plasmada en el capital y los intereses que pagan los títulos, letras y bonos emitidos, tal es el caso de la letra más conocido como las Lebac. Esta situación de tener un stock de letras tan grande compone una distorsión enorme en el mercado y compromete el funcionamiento normal del sistema, porque si se dejan salir los pesos que están bajo la posición de las letras, generarían un flujo financiero en pesos tan grande que irían tras su conversión hacia las divisas-refugio, que implicarían una situación límite para el sistema monetario. Por esa razón el FMI ha recomendado desarticular la bomba Lebac, y en eso está el gobierno del BCRA, intentando diversificar la oferta con mas letras con menor tasa y con plazos más largos para evitar cada 30 días tener que tensionar el mercado.

 

 

Por el Dr. Mario A. Luna y Fabián A. Nuñez 
Expresidente y exasesor del Concejo Deliberante de Jáchal, respectivamente.