La idea central es que se ponga en juego la práctica democrática.

El sistema educativo debe cumplir una misión difícil y amplia, pero imprescindible como la formación de ciudadanos integrantes de una sociedad, responsables, críticos y transformadores. El espacio curricular "Formación Ética y Ciudadana'' es el área que debería enmarcar las respuestas de la escuela a las permanentes transformaciones del mundo actual. En muchas ocasiones esta área sufrió los vaivenes de las políticas de turno que intentan influir sobre la ciudadanía por el influjo dado a dichos contenidos. Se trata que los alumnos adquieran saberes y competencias, la noción central, es que se ponga en juego la práctica democrática. Es decir, la búsqueda de formas de dialogo y deliberación en la que sea posible la comunicación libre y abierta, ordenada y competente. Sus contenidos son transversales (atraviesan todas las áreas) en tres sentidos: "Contenidos Curriculares'', tanto conceptuales como actitudinales. "Institucional'' compromete a toda la comunidad educativa. "Social'' son contenidos que se aprenden en la vida cotidiana, en la familia y en los diferentes grupos donde se interactúa.


Formar en contenidos de ciudadanía, es clave para la valoración del sistema democrático. Su conocimiento es esencial para los derechos democráticos y, por lo tanto, de plena ciudadanía por el influjo dado a dichos contenidos. Cabe destacar que sin la abierta competencia entre fuerzas sociales y agrupaciones políticas, no hay democracia. En este sentido, ha de existir el compromiso y esfuerzo de la familia, sociedad y Estado. Así se facilita la realización de las dos obras vitales: el proyecto personal de la vida y el social político. La política no debe ser agresión sino dialogo, puesta de acuerdo y participación. Educar para la democracia significa aprender a vivir con ella, unida a valores como justicia, libertad, tolerancia, pluralismo y respeto mutuo. La educación política es una forma de promover el compromiso con la democracia y la libertad. Ella, se revitalizará cuando los ciudadanos nos convenzamos de que tenemos una palabra que decir y hacer respetar, en el barrio, en la ciudad, en el país. La delegación de autoridad, reclama mayor transparencia y eficacia en la elección de los representantes y el proceso de la toma de decisiones. Desde esta perspectiva, se hace necesario que el proceso electoral sea conocido por cada ciudadano, de tal manera, que su participación electoral sea debidamente informada, tanto en los procesos electorales, como en el contenido que se dirime en la contienda electoral. Así surge la necesidad de una labor educativa significativa.

El escritor Fernando Sabater manifestó: "No están mal formados los ciudadanos académicamente, sino mal formados cívicamente, porque mucho de ellos no pueden expresar con argumentos sólidos sus demandas sociales. En algunas ocasiones, no saben discernir en un discurso político lo que hay de sustancial cerebral y lo que es mera hojarasca demagógica''. El cambio en la sociedad puede darse, si cada persona, es un ciudadano participativo y creativo desde el pequeño espacio de cada uno. Desde ese lugar, es la fuerza dinamizadora que lo incentiva. Es promover dentro de la escuela la adecuada comprensión y ejercicio de los contenidos en la Constitucional Nacional, el funcionamiento de las instituciones, así como constituciones provinciales, es decir, una verdadera educación política