El socialista Antonio Bonfatti, el candidato del oficialismo provincial que encabeza Hermes Binner, ganó las elecciones de Santa Fe con el 38,7% de los votos, consagrándose como el próximo gobernador. La sorpresa resultó Miguel Del Sel, que como candidato del Pro quedó segundo, relegando al lejano tercer lugar al kirchnerista Agustín Rossi, el gran derrotado de los comicios, que obtuvo un magro 2,2% de los sufragios.

Los resultados tienen significados de alcance provincial y nacional. Quizá Del Sel sea una reedición de lo que en los años 90 fueron Carlos Reutemann en Santa Fe y Palito Ortega en Tucumán, figuras ajenas a la política, pero con fuerte popularidad y presencia mediática. El segundo triunfo sucesivo de un candidato del Pro en un distrito importante no significa que esta fuerza sea la mayor alternativa opositora al Gobierno nacional. Además de no presentar fórmula presidencial para el 23 de octubre, tampoco ha tenido presencia en las siete elecciones realizadas antes de la Ciudad de Buenos Aires y tampoco tiene candidatos a gobernador en las provincias que falta votar ese cargo. Comparando esta votación con la realizada en 2007, el socialismo obtuvo 10 puntos menos y el kirchnerismo 17. Esto indica que Del Sel tomó votos del peronismo y del socialismo, creciendo a costa de ambas alternativas.

La reciente elección también tiene alcance nacional. Es que el kirchnerismo no ha logrado la reconciliación con el voto del campo, lo que quizá se confirme el 7 de agosto en Córdoba, donde el oficialismo nacional no tiene candidato, y se deberá enfrentar con el peronismo cordobés que lleva como postulante a Juan Manuel De la Sota. También resulta motivo de análisis la divergencia entre el peronismo y kirchnerismo, agudizada desde que Cristina Fernández eligió a sus candidatos en base a los criterios de lealtad, juventud y decisión para enfrentar a las corporaciones, no escuchando a las estructuras políticas y sociales.

Aunque Santa Fe no anticipa un resultado nacional, junto con la segunda vuelta en Tierra del Fuego y la primera vuelta en la Ciudad de Buenos Aires, más lo que sucederá en la segunda vuelta de este distrito el próximo domingo y una semana después en Córdoba, crean un clima más favorable hacia la oposición, cuestionando la tesis de que la Presidenta ya venció.