Las desigualdades sociales que son tan viejas como la humanidad, han hecho que la esclavitud haya mutado a través de los tiempos y los sometimientos cambien de figura, pero con igual menoscabo de la dignidad de las personas. Las explotaciones laborales y sexuales, las discriminaciones, los conflictos geopolíticos con víctimas inocentes, son algunas de las preocupaciones de la Iglesia en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2015.
Para el acontecimiento anual, que celebra el 1 de enero, el papa Francisco impuso el lema "Ya nunca más esclavos, sino hermanos”. Es la premisa que contiene un mensaje que el Vaticano envía puntualmente, a esta altura del año, a las cancillerías de todo el mundo donde indica además la línea diplomática de la Santa Sede dará curso en el año que va a comenzar.
La Jornada mundial de la Paz la impulsó Pablo VI para crear conciencia más allá de los diferentes credos y posiciones ideológicas, acerca de los problemas sociales del momento y con un llamado a la solidaridad y la fraternidad. La continuidad de esta fecha contiene las diferencias problemáticas que impiden la convivencia pacífica como bandera de lucha y ahora se reclama el compromiso de parte de los ámbitos de la información, de la educación y de la cultura para la construcción de una civilización fundada sobre la dignidad de todos los seres humanos, sin discriminación alguna.
Precisamente el papa Bergoglio ha recordado la trascendencia del mensaje destinado al pasado 1 de enero de 2014 que estaba enmarcado en la fraternidad como fundamento y camino para la paz, con la proyección conocida y de la que es protagonista activo cono líder espiritual de la humanidad. Y para el año que viene se destaca un lineamiento consustanciado en las desigualdades sociales y las discriminaciones, fundamentalmente por la esclavitud que hiere mortalmente la fraternidad
universal y, por tanto, la paz, según ha observado el jefe de la Iglesia. "En el mundo contemporáneo, son múltiples los abominables rostros de la esclavitud: el tráfico de seres humanos, la trata de los migrantes y de la prostitución, el trabajo esclavo, la explotación del hombre por el hombre, así como la mentalidad esclavista respecto de las mujeres y los niños”, según señala el Papa en la comunicación diplomática que debería despertar una reflexión global.