A pesar de que en el mundo cada vez más mujeres utilizan los tratamientos de fecundación in vitro, aumentan también las evidencias que confirman las desventajas de su uso. La generalización del método lo indica, por ejemplo, el número de nacimientos múltiples en Canadá, que ha aumentado en un 45% hasta casi 12.000 al año en el período 1991 a 2008, según estadísticas oficiales.
En Australia, un canal de televisión hacía pública hace poco la historia de una mujer concebida con el semen de un donante, que ahora revela cáncer de colon hereditario, una enfermedad que no viene de su madre. La mujer no puede obtener información alguna sobre el padre e su hijo, ni puede contactar con sus otros ocho medio hermanos, por el hecho de que en el momento de su concepción la identidad de los donantes se mantenía en secreto.
El 21 de julio de 2011, la cadena norteamericana "ABC News” informaba de un problema parecido. Rebecca Blackwell y su hijo de 15 años, Tyler, estaban intentando localizar al padre donante de semen y, aunque no ha respondido a sus solicitudes de información, la hermana de este hombre les comunicó que su hermano tenía una enfermedad hereditaria de la arteria aorta del corazón. Descubrieron que Tyler había heredado esto, lo que podría matarlo sin previo aviso. El padre de Tyler donó su semen a tres clínicas, siendo padre de al menos 24 niños. No contó a ninguno de ellos sus problemas de salud. Cuando el semen de un donante se utiliza con mucha frecuencia se presentan otras consecuencias negativas. La preocupación es que alguno de los niños, al ignorar quién es su padre, puedan mantener una relación incestuosa.
Hace pocos días, la publicación alemana "Der Spiegel” se hace eco de la increíble historia de Ed Houben, un donante de semen de 42 años que, hasta la fecha, ha sido padre de 82 niños, y tiene 10 más en camino. Este holandés, que comenzó como donante de semen convencional en su país natal y, por lo tanto, concibió 25 niños de los que no tiene datos, decidió que quería seguir ayudando a mujeres infértiles o sin pareja masculina. Según sus propios cálculos, sus tasas de éxito son del 80 por ciento.
El caso de Houben recuerda a otras polémicas recientes, como la del dueño de una clínica de fertilidad londinense Bertold Wiesner, que se cree que engendró alrededor de 600 niños con su propio esperma. La confianza en la ciencia no puede hacer olvidar el primado de la ética cuando está en juego la vida humana.
