El reconocido escritor Marcos Aguinis, quien es poseedor de una amplia formación en literatura, medicina, psicoanálisis, arte e historia, además de haber ocupado importantes cargos vinculados al área cultura en el orden nacional, acaba de publicar una reflexión muy personal en la que revela la influencia que tuvieron en su vida los libros y como los descubrió en el más modesto de los ámbitos: una pequeña biblioteca de pueblo.

Cuenta Aguinis que en su Cruz del Eje natal, localidad ubicada al Noreste de la provincia de Córdoba, descubrió ese mundo tan particular que ofrecen los libros al haber sido "arrastrado" por su madre a la biblioteca pública Jorge Newbery, con el objetivo de que aprendiera a leer y mejorara su aprendizaje. La manera en que explica cómo fue ese descubrimiento y los cambios que se produjeron dentro de él a partir de ese momento, marcan la influencia que la formación intelectual y cultural puede llegar a tener en una persona de origen humilde, al encontrar en los libros un universo de conocimientos.

El escritor descarta que todo haya sido por simple casualidad al señalar que su madre no la frenaba ningún esfuerzo, menos si debía aplicarse para la conquista de la cultura, y que la técnica empleada por la encargada del lugar fue fundamental ya que al principio lo entusiasmó con historietas para luego seguir con breves aventuras, que cada vez se hicieron menos cortas, hasta llegar a autores que no pudo abandonar. Este ejemplo del origen de uno de los hombres más destacados del plano cultural del país, resumido en una anécdota, nos lleva a pensar cuántos jóvenes malgastan su tiempo sin sospechar que en los libros, encuadernados o digitalizados, puede estar la llave de un futuro promisorio y exitoso. Es más, se abre un universo de posibilidades que el propio Aguinis lo sintetiza en su propia experiencia: "He viajado por el mundo, pero también he viajado por diversas profesiones cultivando el oficio de escritor".

La formación de las virtudes intelectuales parten de basamentos prácticos, pero efectivos, tan elementales como el descubrimiento de la literatura y la disciplina para abrazarse a los libros, según lo señala el brillante escritor argentino, alcanza a todos los sectores sociales incluso a los más humildes como en este caso. Esto no es limitante sino, por el contrario, un buen principio del desarrollo intelectual. Tomás de Aquino observa que aunque aprender por descubrimiento es perfectamente posible, resulta preferible la enseñanza porque se gana tiempo y se aprende de modo seguro mediante el saber del maestro.