Cruel guerra por un mineral.

Por Dr. Mario Luna y el Profesor Fabián Núñez - Jáchal

Las guerras son una realidad lúgubre desde que la humanidad es humanidad. Las causas de las guerras siempre han sido un conjunto de factores más allá de que se puede destaca una razón o varias razones por sobre ese conjunto de factores que coadyuvan a desencadenar el proceso de destrucción que toda guerra entraña. Pero en esta ocasión vale caracterizar a la denominada "Segunda Guerra del Congo'', como "la guerra del coltan'', esto es un mineral metalífero, dado en un compuesto de colombita y tantalita, por una motivación lucrativa final principal, que consiste en que este mineral es una variedad de las denominadas "tierras raras'', que constituye la materia prima excluyente que da pábulo y existencia al desarrollo tecnológico, esto, es la fabricación de teléfonos smart, tablets, satélites, como el desarrollo espacial, pantallas líquidas y todo damero de aparatos de avanzada que ello implica. Hay que tener en cuenta que la ONU y analistas internacionales han numerado la cantidad de víctimas de esta guerra que oscila entre las bandas de los 3 a 4 millones a 6 a 7 millones de personas, esto es 500.000 personas en situación de guerra directa y el resto por hambre, desplazamiento y otros daños letales por ocasión de la guerra. Este cuadro increíble de víctimas, ubica a la Segunda Guerra del Congo, en el evento de destrucción y violencia más grande luego de la Segunda Guerra Mundial. Ocurre que el 80 % de las reservas de coltan están en la República Democrática del Congo. Esta guerra, todavía vigente, no podrá ser borrada de la memoria de la humanidad, y sobre todo del balance de responsabilidad que están llamados, especialmente, a dar cuenta en algún momento las corporaciones y algunos países donde residen esas corporaciones que están sin lugar a dudas detrás del financiamiento de tanta violencia sobre la que sacan provecho para acceder a la explotación de esta gran riqueza. Hay un curso de historia que aún no puede ser cerrado sin que se reflexione a fondo sobre esta barbaridad que ofende la conciencia del género humano. Duele que seamos beneficiarios como mundo, de los más sofisticados productos de comunicación multimedial y no tengamos presente en la conciencia universal la sangre que ese proceso tecnológico demanda a la hora de obtener la materia prima fundamental del coltan para sostener la carrera tecnológica y espacial. También y a la vez de lo anterior, hay que decir que la carrera armamentística es la que demanda este material clave de la industria bélica. Y como el discurso de los hechos humanos en la era de la globalización es vertiginoso, hoy en que en París se da cuenta de la lamentable destrucción de parte del patrimonio impresionante de la Catedral de Notre Dame, y ello ha levantado la conciencia, la solidaridad y la generosidad de propios y extraños expresada en moneda dura para hacer un fondo de reconstrucción, descuella, entonces, la rezagada necesidad de equilibrar y hacer promedio ético y material, con el genocidio del Congo y otros pueblos, como el de Ruanda.