"Its over when its over", está terminado cuando está terminado, no se festeja si no es al final y es mala suerte celebrar cumpleaños antes de fecha. Muchas formas de decir lo mismo. En la historia de la humanidad, reciente o antigua, sobran ejemplos de combates en los que de un lado había superioridad numérica o en el otro táctica, pero el resultado no se pudo anticipar. El tiempo ha permitido analizar las razones de esas victorias y esas derrotas, algunas hipótesis se atribuyen al armamento, como en el caso de Enrique V de Inglaterra que era sextuplicado en número por los franceses en Agincourt y otras al designio divino como el de Juana de Arco. Hubo también cosas raras como el caso del griego Pirro en Sicilia en que, habiendo ganado, sus bajas fueron tantas que no sabía si festejar o llorar. La ciencia social, aún en épocas de gran avance, seguirá siendo imprecisa porque su materia de estudio es la conducta humana, voluble como las damas de Rigoletto. Así se demostró en los diagnósticos hechos previo a las PASO en agosto. Que se equivoquen los encuestadores contratados por las partes o por terceros puede pasar, lo extraño es que se hayan equivocado y mal los inversores que perdieron millones de ese viernes a aquel lunes. Pareciera que calcular por inercia, eso de llegar con el embalaje, no es conveniente. En política hoy no es posible esperar que suene el cronómetro como en el fútbol, más bien todo se parece al tenis, en que hay que correr hasta la última pelota o el hockey, en que te pueden convertir varios goles en pocos segundos. El escenario puede ser favorable a uno u otro contendiente, dependiendo de cuál sea su juego o estilo. Napoleón, experto artillero, se vio sorprendido por la fuerte lluvia en Waterloo y las balas de los cañones no rebotaron por el barro, razón de su caída frente a Wellington. La pelota no dobla, describía Passarella, técnico de la Selección Argentina luego de una derrota en la altura de Quito, Ecuador. El actual escenario en Argentina es bueno para Fernández, de eso no hay duda. Tampoco de que los preparativos previos le han sido favorables. A partir de ayer, fecha en que se liberó el inicio de la batalla de fondo, habrá que ver si esas ventajas iniciales resultan suficientes o abundantes o si, por el contrario, algún accidente cambia el panorama a última hora. Como ya publicáramos el año pasado, ganar una elección libre en medio de alta inflación, inestabilidad cambiaria y recesión, es algo que no existe en el mundo. Pero también es cierto que en ningún país sería candidato/a alguien con prisión preventiva y con más de 10 causas en juzgados regulares. No porque lo impidan las leyes, que en toda democracia son más o menos las mismas, sino porque ningún partido se atrevería a presentar una oferta electoral con semejantes atributos. La mera duda dejaría afuera a cualquiera. Pero nuestro país es algo especial. En eso, también Fernández tiene ventaja. El peronismo ha sabido actuar de opositor, la prueba está en que ningún gobierno de signo distinto logró terminar su mandato, ni Frondizi, ni Illia, ni Alfonsín, ni de la Rúa. En una muestra de ese desdén hacia lo que no proviene de sus filas, Cristina se negó a entregar la banda presidencial a Macri, como una forma de restar legitimidad a su triunfo en 2015. Cambiemos ha pecado de tremenda ingenuidad, un ejemplo es haber embargado las cuentas de casi todas las Pymes del país una semana antes de las PASO. Es la razón por la que la recaudación de agosto de la AFIP ha dado positiva por encima de la inflación por primera vez en mucho tiempo. Ahora se abrió un plan de pago, pero las elecciones ya pasaron. Distinto hubiera sido si esa acción legal se hubiera realizado dos semanas más tarde con otro resultado en las urnas. Muchas pequeñas empresas se vieron paralizadas al vaciar sus cuentas de los bancos sin aviso previo y la bronca aún persiste. Ni estudiando se puede ser tan torpe. La semana que pasó estuvo bastante tranquila ya con las medidas conocidas en ejecución: restricción de retiro de dólares por los particulares a la cifra de 10.000 unidades por mes y reducción de los plazos de liquidación de divisas por exportadores. Ya para el jueves el Banco Central dejó de intervenir en el mercado de cambios para regular el precio del verde. Resta saber si el FMI desembolsará el tramo del préstamo que corresponde a septiembre pero no habría motivos para lo contrario. La reacción de los operadores volviendo a la Bolsa pareciera anticipar ese resultado. Ese activo financiero pasaría a restituir parte de las reservas perdidas en la corrida y dejaría a la autoridad monetaria con guarnición suficiente para una buena defensa ante posibles ataques. Otra cosa que resta saber es si el gobierno apostará a dar pelea o si solo se conformará con terminar bien el año. Pero de eso nos enteraremos en cuanto comiencen a circular los primeros comerciales de propaganda y se peguen los primeros afiches, ahora ya sí, de los candidatos y no de los aspirantes. De todas maneras, la cosa se termina cuando está terminada, nunca antes. De aquí en adelante, llega la hora de la verdad.