El paro nacional declarado para hoy por las denominadas CGT y CTA opositoras encabezadas por Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Micheli y los movimientos de izquierda como el Partido Obrero y la Corriente Clasista y Combativa, entre otros, fue declarado como respuesta al silencio que mantiene el Gobierno nacional a una serie de reclamos mediáticos, ya que se apartan de la formalidad de estos petitorios.
Como es habitual en esta posición sectorial, se trata de un paro con movilización, es decir con piquetes, cortes de rutas, bloqueos, actos y otras medidas coercitivas para presionar tanto a los trabajadores que no se plieguen a la protesta como al resto de la sociedad que no comulga con el chantaje sindical y desea desarrollar sus actividades en paz. El hecho de que la UTA el gremio del transporte de pasajeros que no adhiera al paro, impide paralizar el país, lo que da lugar a manifestaciones intimidatorias contra los choferes o ataques a las unidades, como ya lo hicieron los activistas en ocasiones anteriores.
La reglamentación del derecho de huelga, al interpretar la letra y el espíritu de la Carta Magna (art. 14 y 28), queda en claro que no es una garantía absoluta sino otorgada a una organización con personería gremial y como resultado del fracaso de los pasos administrativos previos y de la conciliación obligatoria. Y todo paro debe ser pacífico, sin actos de violencia sobre el afiliado que no quiera hacer huelga, o sobre los bienes de la empresa y mucho menos la ocupación de establecimientos o lugares de trabajo y siempre que una huelga haya sido declarada legal por las autoridades de Trabajo.
Muy distinto es el perfil de una huelga activa e ilegal, como la prevista para hoy, donde los organizadores esperan alcanzar un supuesto éxito a través de una amenaza generalizada a la población. Este marco vulnera la prerrogativa constitucional, como se viene haciendo en nuestro país, alterando el orden público "para hacerse escuchar" según la premisa del piqueterismo cuando somete a quienes no comparten los métodos irracionales de la protesta.
En ese sentido el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, ha reclamado a los organizadores de este movimiento que hay mucha gente que no está de acuerdo con la metodología y quiere ir a su trabajo. Es el verdadero respeto al derecho de huelga que se debería observar a rajatabla, porque de lo contrario este paro podría convertirse en un duro revés para quienes enarbolan banderas reivindicadoras con la metodología del miedo y sembrando el caos.