La familia que no tiene límites, no tiene valores, ya que la familia es la primera educadora.


 La sociedad actual vive en un mundo cambiante, en una época de transformación y en un periodo de transición a la adaptación de la sociedad a las tecnologías. Ellas, han traído beneficios a las personas, pero también han contribuido en acciones negativas. El uso de las redes sociales Twitter y Whatsapp, dominan las preferencias de acceso tecnológico digital entre los jóvenes de 12 a 15 años y, sobre ellas construyen su socialización. Según diferentes investigaciones, los adolescentes pasan de 4 a 6 horas entre semana en internet y, entre 10 horas en fin de semana. Muchos de ellos prefieren Facebook, pero en 2014 esa aplicación fue reemplazada por otra preferencia Twitter, Whatsapp e Instagram.


Pese a que el uso de redes sociales han surgido como herramientas importantes en la recepción y emisión de información, así como de comunicación de jóvenes y adultos, esto también ha abonado en puntos negativos en la conducta de los mismos. Tuvimos en San Juan, alumnos que subieron a las redes temáticas no autorizados por directivos. Ingresan sin control de los padres y docentes y todo lo viralizan. Los adolescentes pasan por una etapa de cambios, y ellos necesitan modelos para imitar. Podemos preguntarnos ¿Qué modelos tienen para mirar y admirar? ¿Podemos los padres por miedo, dejar de poner límites a los hijos? ¿Sabemos ser adultos? ¿Es posible que algunos padres no sepan dónde están sus hijos y que no vinieron a dormir a casa? A estos padres, los despertaron agentes policiales para que retiren de la seccional a sus hijos, ebrios, y así partirían al colegio porque era fin de clase. (Cien alumnos) Esto pasó en San Juan.


Muchos padres debemos reflexionar y poner límites a los hijos. La familia que no tiene límites, no tiene valores y ellos son afectos. Los valores se aprenden en el hogar. La familia es la primera educadora.


Necesitamos jóvenes sanos, amados, controlados y cuidados por sus padres. Ellos deben conocer los amigos de sus hijos y conocer dónde se encuentran. Las redes han impactado principalmente en los adolescentes, les otorga beneficios, pero pueden llegar a una práctica desmedida de esta tecnología, poniendo en riesgo las actividades educativas.


Si nos preguntamos qué valoran los adolescentes de sí mismo, sin duda dirán la popular, amigos, humor, espontaneidad. La identidad de los adolescentes no puede entenderse sin sus amigos, y sin ellos, tampoco es fácil comprender los usos que hacen de los medios y tecnologías. Internet genera nuevas formas o maneras de relacionarse y socializarse. Ellos no son conscientes de que esta exposición, puede traer riesgos.


Esta generación para comunicarse hablan por sus móviles, envían mensajes de textos, mail, chatean, se encuentra en una red social. Por eso, la responsabilidad de orientar es siempre de los adultos, los padres. "No olvidemos que los chicos se forman a través de todo lo que ven, escuchan, y se les dice. Por eso, se debe trabajar este tema en equipo, padres, institución y docentes "Hay que recordar que somos padres, profesores, no somos amigos'' ("Volver enseñar", Gustavo Caíes, Paidos 2015).

Por Yolanda Quiroga
Especialista en Educación.