Se acaban de conocer los últimos datos del desempleo del nuevo Indec y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), donde se observa que la falta de oferta laboral entre menores de 29 años llega al 18,9%, el índice regional más alto. No es el único problema estructural, ya que el desempleo femenino fue 10,5% en igual período por la mayor dificultad de la mujer para acceder a empleos que no sean precarios.
En el primer informe del recuperado Indec se indica que el desempleo en los 31 centros urbanos del país -incluyendo a San Juan- afecta al 9,3% de la población activa, o 1,16 millones de personas, a lo que se suman 5,3 millones con problemas de insuficiencia de trabajo, con el punto débil de las mujeres afectadas por la subocupación: menos de 35 horas semanales.
Pero el desaliento mayor es el de los jóvenes, porque si la economía no crea nuevos empleos desde hace cinco años es casi imposible que el mercado laboral se abra para ellos, con otros efectos negativos como la precariedad del empleo y observar que despedir a los jóvenes es menos costoso para las empresas. Por eso el desempleo juvenil duplica el nivel general. Para la OIT es el reflejo de la paralización económica brasileña y la repercusión en nuestro país, por lo tanto no ve el problema como una tendencia alarmante sino circunstancial.
Más allá de estas variables, los jóvenes ven frustradas sus expectativas laborales por falta de preparación ante la oferta y la habitual demanda de gente joven con experiencia, verdadera incongruencia porque carece de capacitación para las oportunidades. Por eso es importante que las propias empresas junto con las universidades desarrollen programas para romper este círculo vicioso, y un ejemplo cercano lo da la minera Barrick conjuntamente con la Universidad de San Andrés.
El plan de becas ‘Abanderados Argentinos’ y ‘Juan Bautista Alberti”, presentado el viernes último a unos 300 alumnos, directivos y supervisores de escuelas secundarias de gestión pública, privada y dependientes de las dos universidades locales, apunta a aquellos estudiantes que demuestren tener gran potencial y motivación en el desarrollo de sus habilidades para poder así liderar un camino de progreso. Desde su primera edición, en 2010, el programa admitió a 62 estudiantes provenientes de 20 provincias argentinas, con coberturas de hasta el 100% del arancel mensual y todos los gastos personales y alojamiento en el campus de la universidad en Buenos Aires.
