En el fallo dictado unánimemente por el Tribunal Oral Nº 24, se determinó condenar a 20 años de cárcel a Omar Chabán e imponer una pena de 18 años para el manager del grupo Callejeros, Diego Argañaraz, y el ex subcomisario de la Policía Federal Carlos Díaz por considerarlos responsables del incendio ocurrido el 30 de diciembre de 2004 en Cromañón, que dejó un saldo de 193 muertos y 1432 heridos.

Al no quedar firme la sentencia, ninguno de los imputados fue detenido, y los integrantes de la banda musical fueron absueltos por el beneficio de la duda. También se condenó a dos años de prisión a la ex secretaria de Control Comunitario del gobierno porteño Fabiana Fiszbin y a la ex directora de la Unidad Polivalente de Inspecciones Ana María Fernández, porque no clausuraron el local a pesar de que tenía la habilitación vencida. Sin duda que ningún fallo judicial, por más ejemplificador que sea, puede mitigar el legítimo dolor de los familiares de las víctimas en un hecho que podría haberse evitado si los mecanismos institucionales de control hubieran funcionado.

La responsabilidad primaria recae en quienes explotaban el local bailable, que permitieron el ingreso de más personas que las que admitía el lugar, emplearon decoraciones con materiales altamente inflamables, permitieron el ingreso de asistentes con bengalas y clausuraron las únicas vías de escape que, en caso de haber estado habilitadas, hubieran impedido que los que murieron no fueran atrapados por las llamas, el humo o la estampida que provocó la desesperación. Pero también son culpables las autoridades gubernamentales y policiales que no garantizaron el cumplimiento de las normas de seguridad y miraron para otro lado ante las evidentes irregularidades. La negligencia privada unida a la corrupción pública, fue el letal resultado de Cromañón.

Los integrantes del grupo "Callejeros" no debieran festejar su absolución. A ellos les cabe el cuestionamiento por el desapego y falta de respeto a las normas que siempre deben ser acatadas. Ellos se deberían haber impuesto para que no se jugara con fuego y haber aclarado los riesgos que esto implicaba. También cabe preguntarse: ¿Por qué había bebés esa noche? La furia de muchos padres luego de leída la sentencia ¿es la consecuencia de una ausencia previa en el cumplimiento de las funciones paterna y materna?

Hay que crear conciencia del valor de la vida siempre, y también reparar con acciones concretas la orfandad de responsabilidad y ejemplos en que viven muchos jóvenes en nuestra sociedad.