La politizada estrategia parlamentaria para impedir la actividad minera en la cordillera se aparta cada vez más de la viabilidad técnica y económica para la explotación sustentable del recurso, y alcanzar metas de desarrollo incuestionable en las regiones beneficiadas. El alegato ambientalista de resguardar el medio y los glaciares giró hacia el discurso ideológico progre que repica con furor en la Capital Federal, lejos de la realidad, como la que vive San Juan a partir de la puesta en marcha de los yacimientos metalíferos.
El proyecto fundamentalista del diputado Miguel Bonasso es directamente la defunción de la actividad minera de relevancia en la Argentina, mientras otros son ambiguos por el solo hecho de anteponer mezquinos intereses portuarios contra la posibilidad de crecimiento de las provincias menos favorecidas por la naturaleza, muy lejos de la pampa húmeda. Basta citar la veda minera en la zona periglaciar, como se propone, para señalar a los sanjuaninos que ni siquiera se podría extraer minerales de la sierra de El Tontal.
Peor todavía son los combatientes ideológicos locales, que siguen presionando para defenestrar la minería, no con el rigor científico de una investigación inapelable sino desde el sesgo político-ideológico. Ni siquiera la propia Universidad Nacional de San Juan, a través del rectorado, ha fijado una posición clara en base a la especialidad minera de su Facultad de Ingeniería. Por el contrario la condena se extiende en la comunidad universitaria desde que el propio rector no defendió, el año pasado, a sus ingenieros, geólogos y demás profesionales involucrados en la minería, en oportunidad del foro antiminero celebrado en la UNSJ.
La impotencia de estar lejos de las decisiones trascendentes también la sufrió Domingo Faustino Sarmiento gobernador, en 1862, cuando frente a las frustraciones solicitó apoyo a Bartolomé Mitre: "Ayúdeme señor Presidente con la minería y habrá satisfecho una ambición que es poder crear, transformar y realizar". Mitre lo escuchó y utilizó todas sus influencias convencido de la osada idea del prócer sanjuanino, la Compañía de Minas de San Juan. Bajo el lema "San Juan renace", la empresa extrajo ese año, solamente en Hualilán, 280 onzas de oro cada 50 kg, sin contar la plata. Una lección histórica que ayuda a entender lo que pasa ahora.