En el año del Bicentenario del trascendental y heroico Cruce de Los Andes, los sanjuaninos defendemos a capa y espada el rol de nuestros antepasados en esa epopeya, de la mano del general José de San Martín.

Y hace poco más de una semana lo subrayó el gobernador Sergio Uñac en El Plumerillo, Mendoza, durante el primer acto de esta conmemoración, ante su par, Alfredo Cornejo, y el presidente Mauricio Macri. Por eso, valorar la empresa libertadora y a sus protagonistas es un deber indiscutible.

En ese marco, la iniciativa del Intendente de la Capital, Lic. Franco Aranda, de recuperar la Llama Votiva Sanmartiniana, ubicada sobre el bulevar de la Av. Libertador frente al Colegio Santo Domingo, representa la restauración histórica de una luz que nunca debió apagarse.

Será en vísperas del también bicentenario de la decisiva victoria del Ejército de Los Andes en la Batalla de Chacabuco, el 12 de febrero de 1817, considerada por los historiadores como el "fin de la reconquista e inicio de la Patria Nueva".

Como ha manifestado Aranda, "a partir de ahora, los sanjuaninos van a disfrutar, no sin emoción, del enorme símbolo del paso a la inmortalidad del Padre de la Patria, que es, ni más ni menos, lo que representa esta llama, sumado al valor que entraña el recuerdo de la Columna local al mando del teniente coronel Juan Manuel Cabot".

Es que ese casi millar de sanjuaninos que la conformaron, siguió una feliz trayectoria entre nosotros pues unió Capital, Albardón, Talacasto, Hualilán y Jáchal, "hasta cruzar la columna montañosa por el paso de Guana, San Juan", como precisan Claudio Monachesi y Edgardo Mendoza en su "San Martín y el cruce de Los Andes". Esto constituyó para el proyecto emancipador del general San Martín, un pilar imprescindible y un gesto de patriotismo sin límites, bien sanjuanino.

Por otra parte, el sitio donde se sitúa el pedestal recuperado de la Llama Votiva, está a unos metros del Colegio Santo Domingo, antiguo convento dominico, entre cuyo magnos muros se alojó el general San Martín durante sus dos visitas a San Juan, la primera de ellas el 9 de julio de 1815, cuando se hallaba asentado en la Ciudad de Mendoza como gobernador de la "Provincia de Cuyo".

Había ingresado a la capital de San Juan por la actual calle Mendoza, en ese entonces calle Real de las Carretas. Como se sabe, junto a la celda donde descansó, en la Sala Capitular de los dominicos que aún se conserva, se desarrolló una reunión con su teniente gobernador, José Ignacio de la Roza, con Fray Justo Santa María de Oro y Francisco Narciso de Laprida (próximos diputados al Congreso de Tucumán), a quienes aleccionó sobre la imperiosa necesidad de declarar la Independencia para consumar su gigantesco proyecto emancipador.

Más allá de que valorar esta restauración del municipio, debe ser una obligación de cada sanjuanino el cuidado de la Llama Votiva, una vez restablecida. Inaugurada en noviembre de 2000, año del 150º aniversario de la muerte del Libertador, por la gestión del intendente Alfredo Avelín Nollens, conjuntamente con la asociación "La Vuelta del Guerrero", a la sazón presidida por el Dr. Oscar Raúl Sasso, dejó de funcionar tiempo después por razones nunca precisadas, pero que hoy, tras más de 16 años, merecía ser de nuevo un atalaya que brille para siempre.