El 45 aniversario de la llegada del hombre a la Luna, uno de los hechos más relevantes en la historia de la humanidad, y dio lugar al Día del Amigo, se celebra hoy, un hito que colocó a Estados Unidos en la vanguardia de la exploración espacial. La mirada retrospectiva pondera al suceso al considerar los recursos tecnológicos que existían medio siglo atrás. Y también la situación geopolítica que impulsó a este colosal logro.

En aquella época, plena Guerra Fría, un alunizaje le permitía a EEUU contrarrestar la ventaja que la Unión Soviética le sacó en la primera década de la carrera espacial. Los éxitos soviéticos, desde el lanzamiento del primer satélite, el Sputnik, en 1957, y cuatro años después el primer vuelo tripulado, Yuri Gagarín, llevaron al presidente John F. Kennedy al objetivo nacional de enviar un hombre a la Luna.

"Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”, dijo Neil Armstrong, acuñando una frase para la historia al descender del módulo "Eagle”. Le siguió Buzz Aldrin, mientras que el tercer miembro de la histórica misión Apolo 11, Michael Collins, permanecía orbitando en la cápsula "Columbia” que les traería de vuelta a la Tierra, ante la mirada de alrededor de 530 millones de personas contemplando por televisión en directo, un acontecimiento comparado con el descubrimiento de América. El resto, como los sanjuaninos, escucharon esas palabras por radio y lo vivieron después por la TV diferida.

Desde entonces, sólo diez hombres han arribado para explorar el polvoriento suelo lunar y no ha vuelto ningún humano desde que partió el Apolo 17, en diciembre de 1972, cuando se cerró un capítulo espacial debido al cambiante panorama político internacional.