El informe del Centro de Políticas sobre la Violencia (CPV) "La militarización del mercado de armas de fuego para civiles", dice que el mercado de armas para uso civil ha estado cayendo durante varias décadas en Estados Unidos, entre otras razones debido a la creciente popularidad de los videojuegos y al hecho de que los jóvenes estadounidenses y los inmigrantes compran menos armas. Mientras la población de EEUU creció un 24% en las dos últimas décadas, la producción de armas pequeñas cayó en un 33%, afirma el informe.
¿Cuál ha sido la respuesta de la industria? Tratar de vender armas más grandes, más letales, muchas de las cuales son usadas en asesinatos masivos, ataques a policías, o vendidas a los narcotraficantes de México y Centroamérica. El presidente mexicano Felipe Calderón dijo en Washington el año pasado que más del 80% de las pistolas y rifles de asalto requisados en México cuyo origen fue rastreado, provienen de Estados Unidos. Y en EEUU hay diez veces más personas que mueren o son heridas cada año por armas de fuego que la cantidad de víctimas que hubo en los ataques del 11 de septiembre de 2001, dice el estudio.
"El mercado de armas civiles se ha convertido en una tienda militar”, dice el informe. Por ejemplo, ante una ley de 1986 que prohibe la venta de ametralladoras a los civiles, la industria ha promovido la venta de rifles semiautomáticos que se parecen a los AK-47 y M-16 de uso militar. A diferencia de las ametralladoras, las armas semiautomáticas requieren que se apriete el gatillo cada vez que se dispara una bala. Pero los fabricantes agregan constantemente nuevas capacidades a las armas semiautomáticas -como cargadores extraíbles que contienen hasta 75 balas- que las convierten en formidables máquinas de matar, afirma el estudio.
"La diferencia entre los rifles semiautomáticos y las ametralladoras es mínima”, me señaló Tom Díaz, el autor del estudio. "Los semiautomáticos son tanto o más mortíferos: se puede apuntar mejor, porque no se mueven para arriba como las ametralladoras”. La industria ha rebautizado las armas semiautomáticas como "rifles deportivos modernos”, pero no tienen nada de deportivo, según Díaz.
Llamé reiteradamente a la Asociación Nacional del Rifle, el poderoso grupo de los fabricantes y usuarios de armas, para conocer la posición, pero me dijeron que todos sus voceros estaban demasiado ocupados para atenderme.
Los países latinoamericanos deberían aumentar la presión diplomática para que el Congreso de EEUU renueve la prohibición de armas de asalto que expiró en 2004, como así también exigir que Obama dicte una orden ejecutiva para prohibir la importación de armas de tipo militar, que muchas veces terminan en manos de los narcos en México y América Central. ¿Cuántas personas más tienen que morir en asesinatos masivos en todo el hemisferio para que pongamos fin a esta locura?