La fascinación por las imágenes, la literatura y su expresión estética llevada a la "realidad'' de la ficción escrita por la cuerda sensible y que desvaría a veces de las adaptaciones, ha cautivado a hombres en todos los tiempos desde que aparece la fotografía. Pero pocos reconocen que en el campo cinematográfico y más allá de los hermanos Lumiere y de los precursores más conocidos, el "cherchez la femme'' de Alejandro Dumas, es decir buscar a una mujer en el trasfondo de todas las cosas. También en el cine, la mano femenina y su especial criterio, es tan fascinante como decir que gracias a una mujer, la industria de la pantalla grande logró llegar desde sus épocas más rudimentarias a como la conocemos hoy. El antecedente más importante lo da alguien que por rama paterna es hija de un sudamericano, Emile Guy, chileno y de madre francesa que dio a luz en su país natal a Alice Ida Guy (1873-1968) luego señora Blanché-, quien a sus veinte años trabajando para un fotógrafo como secretaria, descubrió las grandes posibilidades de las imágenes y hacia 1906 realizó los primeros pasos en el arte de contar una historia en forma de película.


Alice Guy Blanché ha sido casi totalmente olvidada en la historia del cine. Sin embargo, esta mujer que vivió casi una centuria, fue la primera en filmar con decorados, muchos extras, y contar una historia tan importante como "La pasión de Cristo'', también usando efectos especiales en sus obras cinematográficas por primera vez e imprimió varios avances notables a la manera de filmar. Toda una pionera, la industria no reconoció su nombre y pocas veces ha aparecido con la importancia que se le debe. Pero es que tampoco el cine ha sido generoso con las directoras en general debido a que en 90 años de entrega del premio Oscar, sólo una mujer en 2010 alcanzó por primera vez el preciado galardón. Kathryn Ann Bigelow ganó el premio a la mejor directora por "The hurt locker'', siendo la única hasta el momento en ganar en este género y su obra se llevó el Oscar en el rubro mejor película.


En Argentina, el séptimo arte también ha tenido una minoría femenina desde sus comienzos. Pero no por ello en amplio crecimiento y con amplias capacidades y talento como para compartir las alfombras rojas de los grandes eventos mundiales del cine. La primera fue Emilia Saleny, que es también primera profesora de actores de cine en Sudamérica, cuya única película existente filmada hace cien años (1917-1918) se llama "El pañuelo de Clarita''. El nuevo cine argentino desde los "90 propone un acceso a nuevas miradas detrás de la lente y varios nombres cobran vuelo talentoso premiado y reconocido como suele suceder de continuo más en el exterior que en casa. El hombre, hegemónico en muchas áreas, ha impuesto también su peso en este rubro. Sin embargo, los cambios se van notando más profundamente y como en todos los caminos, sólo el esfuerzo enorme permitirá lograr que como se ha venido dando en otros campos, en éste también destaquen de manera descollante las maneras de ver el mundo y contar historias desde la óptica de la mujer, lo cual imprime un universo coincidente o no con la impronta masculina, pero no deja de ser una renovación refrescante de la mirada.

Una escena de la película "Camila''
  • El éxito de "Camila''

Hasta la década de 1980 hubo sólo diez películas dirigidas por mujeres y María Luisa Bemberg, hija de Otto Bemberg, se aleja de la industria cervecera tradicional de su familia alemana, para dedicarse a algo que la apasionaba. Dirigió "Camila'', historia que causó un éxito enorme de taquilla, como un revuelo extraordinario por el argumento de la historia de amor y tragedia entre un sacerdote y una niña de la alta sociedad porteña. Fue nominada al Oscar por mejor film extranjero.